(InfoCatólica) El arzobispo Joseph Naumann de Kansas City, presidente del Comité Pro-Vida de la USCCB, ha declarado a Asociated Press que «El hecho de que el presidente Biden sea católico significa un problema singular para nosotros. Puede crear confusión. ¿Cómo puede decir que es un católico devoto y hacer cosas que son contrarias al magisterio de la Iglesia?».
Una situación similar se da con Nancy Pelosy, presidenta de la Cámara de Representantes, que pretende ser católica a la vez que furibunda proabortista.
Lo cierto es que la doctrina de la Iglesia es clara. En una carta enviada a la USCCB por Benedicto XVI cuando era Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, indicaba claramente que los políticos católicos que públicamente se manifiesten a favor del aborto y votan o firman leyes abortistas, no podían recibir la comunión. Ya como Papa, dedicó a este tema el punto 83 de su exhortación apostólica post-sinodal Sacramentum Caritatis, dejando claro que los políticos católicos deberían ser coherentes con la doctrina de la Iglesia para poder comulgar:
83. Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana[231]- Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado.
Sin embargo, en muy pocas ocasiones se ha dado la circunstancia de que un sacerdote, o un obispo, haya negado la comunión a un político abortista.
A pesar de lo indicado por Benedicto XVI, algunos obispos estadounidenses son favorables a dar de comulgar a políticos abortistas. Es el caso del arzobipo de Washington, cardenal Wilton D. Gregory, quien en noviembre pasado dijo que pensaba dar la comunión a Joe Biden. Por su parte, el arzobispo de Chicago, Cardenal Blase J. Cupich, se quejó de que el arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, echara en cara a Bien su condición de abortista. En un sentido similar se manifestó recientemente el obispo de San Diego, Mons. Robert McElroy, que criticó a los obispos que critican a Biden por este tema. Entre ellos figura Mons. Joseh Naumann, Mons. Rick Stika y Mons. Charles Chaput.