(Aica) «Los invito, como hizo San Alfonso, a salir al encuentro de los hermanos y hermanas frágiles de nuestra sociedad», escribe el Papa en el Mensaje enviado al superior de la Congregación del Santísimo Redentor y moderador general de la Academia Alfonsiana, padre Michael Brehl C.Ss.R., con motivo del 150 aniversario de la proclamación de san Alfonso María de Ligorio como doctor de la Iglesia, publicado hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El pontífice indica que «esto implica el desarrollo de una reflexión teológico-moral y de una acción pastoral, capaz de comprometerse con el bien común, que tiene su raíz en el anuncio del kerigma, que tiene una palabra decisiva en defensa de la vida, para la creación y la fraternidad».
San Alfonso «maestro y patrono de confesores y moralistas, ofreció respuestas constructivas a los desafíos de la sociedad de su tiempo, a través de la evangelización popular, indicando un estilo de teología moral capaz de conjugar las exigencias del Evangelio y las fragilidades humanas», dijo el Papa.
En su mensaje, el Pontífice destacó que San Alfonso María de Ligorio es «modelo para toda la Iglesia en salida misionera, que indica todavía con vigor el camino principal para acercar las conciencias al rostro acogedor del Padre, porque la salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia».
Por ello, el Papa invitó a los teólogos morales, a los misioneros y a los confesores a seguir el ejemplo de San Alfonso para «entrar en una relación viva con los miembros del pueblo de Dios y a mirar la existencia desde su perspectiva, para comprender las dificultades reales que encuentran y ayudar a curar sus heridas».
El pontífice subrayó que «el radicalismo evangélico no va contrapuesto a la debilidad del hombre» por lo que «siempre es necesario encontrar el camino que no aleje, sino que acerque los corazones a Dios, como hizo Alfonso con su enseñanza espiritual y moral».
Entre los desafíos que enfrenta la sociedad actual, el Santo Padre destacó «la pandemia y el trabajo en el mundo post-Covid, el cuidado que se debe garantizar a todos, la defensa de la vida, las aportaciones que surgen de la inteligencia artificial, la protección de la creación, la amenaza antidemocrática y la urgencia de la fraternidad».
«Como San Alfonso, estamos llamados a salir al encuentro de la gente como comunidad apostólica que sigue al Redentor entre los abandonados. Este salir al encuentro de los que no tienen auxilio espiritual ayuda a superar la ética individualista y a promover una madurez moral capaz de elegir el verdadero bien», afirmó.
En este sentido, el Santo Padre señaló que «la formación de las conciencias para el bien se presenta como una meta indispensable para todo cristiano» y añadió que «formando conciencias responsables y misericordiosas tendremos una Iglesia adulta capaz de responder constructivamente a las fragilidades sociales, con vistas al reino de los cielos».