(USCCB/InfoCatólica) Los obispos señalan la amenaza que la legislación propuesta supone tanto para las personas creyentes como para las que no lo son, en lo que respecta a los mandatos que afectan a las organizaciones de caridad y a sus beneficiarios, a la atención sanitaria y la libertad de conciencia, a la financiación del aborto por parte de los contribuyentes, a la libertad de expresión, a los deportes femeninos y a las instalaciones específicas para cada sexo, entre otras cosas. La carta indica:
«Cada persona está hecha a imagen de Dios y debe ser tratada en consecuencia, con respeto y compasión. Este compromiso se refleja en el servicio caritativo de la Iglesia a todas las personas, sin distinción de raza, religión o cualquier otra característica. Significa que debemos honrar el derecho de toda persona a un empleo remunerado libre de discriminación o acoso injustos, y a los bienes básicos que necesita para vivir y prosperar. También significa que hay que respetar a las personas con creencias diferentes».
Además, los obispos afirman:
«La Equaly Act representa la imposición por parte del Congreso de puntos de vista novedosos y divisivos en relación con el 'género' a individuos y organizaciones. Esto incluye la desestimación de la diferencia sexual y la presentación falsa del 'género' como una mera construcción social». Sin embargo, como ha reflexionado el Papa Francisco, «el sexo biológico y el papel sociocultural del sexo (género) pueden distinguirse pero no separarse». ... Una cosa es ser comprensivo con la debilidad humana y las complejidades de la vida, y otra aceptar ideologías que intentan separar lo que son aspectos inseparables de la realidad». Trágicamente, esta ley también puede interpretarse como un mandato a favor del aborto, una violación de los preciosos derechos a la vida y a la libertad de conciencia.»
«En lugar de afirmar la dignidad humana de manera que supere significativamente las protecciones prácticas existentes, la Equality Act discriminaría a las personas de fe», concluyen.
La carta fue firmada conjuntamente por el obispo Michael C. Barber, S.J., de Oakland, presidente del Comité de Educación Católica; el arzobispo Paul S. Coakley de Oklahoma City, presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano; el cardenal Timothy M. Dolan de Nueva York, presidente del Comité de Libertad Religiosa; el obispo David A. Konderla de Tulsa, presidente del Subcomité para la Promoción y Defensa del Matrimonio; y el arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City en Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida.
En 2019, esta ley fue aprobada por 236 votos a favor y 173 en contra en la Cámara de Representantes, pero nunca fue retomada en el Senado por el entonces líder de la mayoría republicana Mitch McConnell. Ahora el Senado está en manos de los demócratas.
La semana pasada, el presidente Joe Biden emitió una declaración en apoyo del proyecto de ley. Fue una promesa de campaña para firmar el proyecto de ley en los primeros 100 días de su presidencia.