(Katolische/InfoCatólica) El presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal Kurt Koch, ha escrito una carta abierta en respuesta a la entrevista que katholisch.hizo al presidente protestante del Grupo de Trabajo Ecuménico (ÖAK), el historiador eclesiástico de Tubinga Volker Leppin.
En la carta el cardenal se revuelve contra el reproche de Leppin de que existe una «negativa a hablar». El cardenal agradece «cuando un grupo de trabajo ecuménico invierte mucha energía y corazón en superar las cuestiones previas que dividen a la Iglesia». Pero esto sólo puede ocurrir «de forma realista y responsable» si este trabajo también se «confronta con la realidad concreta en las iglesias, si con ello se plantean las preguntas necesarias a la teología y a la práctica en las iglesias y si se inicia un proceso de recepción en las iglesias», indica Koch en su misiva..
El punto de partida del debate fue el documento «Juntos en la mesa del Señor», que trata de la participación mutua de protestantes y católicos en la Eucaristía y la Cena del Señor. El Vaticano ha rechazado el documento. Seguidamente la ÖAK hizo una nueva declaración sobre dicho rechazo. El cardenal Koch había expresado su irritación por su forma y contenido. «Estoy asombrado por el estilo y el tono de la declaración», dijo Koch tras la publicación del documento. Se preguntaba «hasta qué punto los autores de la declaración se tomaban realmente en serio su disposición a proseguir las conversaciones». La declaración era ya la postura del ÖAK «en el ámbito puramente académico» sin acoplarse «a la realidad eclesiástica concreta».
En la entrevista con katholisch.de Leppin, que junto con la teóloga en dogmática católica Dorothea Sattler de Münster es el director teológico del ÖAK, respondió el pasado miércoles que percibía en las reacciones del Consejo de la Unidad «básicamente un rechazo al diálogo».
Cree que la pelota está todavía en el tejado de Roma: «Me alegraría si por parte del cardenal viniera quizás todavía una reacción sustantiva y no sólo un rechazo brusco», dijo Leppin, que al mismo tiempo también rechazó el reproche de una «falta de fundamento».
En su nueva carta, el cardenal curial profundiza en el disenso de fondo. Entre otras cuestiones, le recuerda al luterano Leppin que en su iglesia admiten a la comunión incluso a los no bautizados:
«Con gran asombro debo leer entonces en la página oficial de la Iglesia Protestante de Hesse y Nassau: "En las congregaciones de la EKHN todos los que participan en el servicio son invitados a participar en la Cena del Señor. Incluso aquellos que no están bautizados o pertenecen a otra denominación cristiana y desean recibir la Cena del Señor son bienvenidos"».
Igualmente le indica que entre los luteranos se admite que los ministros no ordenados pueden consagrar válidamente en caso de emergencia, lo cual es inaceptable desde el punto de vista de la fe católica:
Para mencionar de nuevo a la Iglesia Evangélica de Hesse y Nassau como ejemplo, hay que leer en su «Ordnung des kirchlichen Lebens» del 15 de junio de 2013: «Si los cristianos que se encuentran en situaciones de emergencia desean recibir la Cena del Señor y no se puede contactar con ningún pastor, cualquier miembro de la iglesia puede servir la Cena del Señor. Al mismo tiempo se pronunciarán las palabras de la institución y se servirá el pan y el vino».
Y añade:
«También hay que recordar que durante la primera fase de la crisis por la pandema, el año pasado, algunas iglesias regionales, como la de Württemberg, permitieron a sus miembros celebrar la comunión en casa sin ministros ordenados».
El purpurado suizo pone otros ejemplos que demuestran que entre los luteranos no es requisito imprescindible ser ministro ordenado para celebrar la Eucaristía. Algo que la Iglesia Católica jamás aceptará.
Y sentencia:
Que tales regulaciones no son excepciones lo demuestra la declaración de principios del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania en su escrito para la conmemoración de la Reforma en 2017, según la cual la Reforma condujo a una «completa reorganización de la naturaleza de la iglesia» en el sentido de que: «En principio, todo cristiano puede administrar los sacramentos, es decir, administrar el bautismo y distribuir la Cena del Señor. Sólo en aras del orden hay pastores que ejercen las tareas que tienen todos los cristianos de manera especial, es decir, cualificados para ello y llamados públicamente a ello»
El cardenal Koch da otros ejemplos de diferencias sustanciales -p.e, la epíclesis- entre la teología y la praxis católica y luterana. E indica:
«No puedo ocultar mi asombro por el hecho de que tales discrepancias entre los supuestos consensos ecuménicos y la realidad de hecho en las iglesias protestantes no sean tomadas en cuenta por los miembros del ÖAK o, si es el caso, no sean expresadas, al menos de manera mínima».
Finalmente, tras asegurar que ve con buenos ojos los intentos de alcanzar un acuerdo ecumémico en estas cuestiones, advierte que no se puede ignorar la realidad de la práctica en las iglesias luteranas, de forma que los documentos aprobados sean una mera declaración de intenciones no conforme con los hechos.
Además explica que la aprobación por parte de Mons. Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, del texto de la ÖAK agrava la situación y provoca la intervención de la Congregación para la Doctrina de la Fe:
«Por esta razón, le ruego que comprenda que el voto del ÖAK ha vuelto a adquirir una calidad diferente cuando el obispo Bätzing, como presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, adoptó este voto como propio y lo aceptó como base para una decisión en la Conferencia Episcopal Alemana, también en lo que respecta a la introducción de la práctica de la participación mutua en la Eucaristía católica y la Cena del Señor protestante en el Tercer Congreso Ecuménico de la Iglesia, tal como exigía el ÖAK. Así, el voto del Grupo de Trabajo Ecuménico se ha convertido en una opinión experta a la atención de la Conferencia Episcopal Alemana y se ha elevado al nivel de la autoridad docente de los obispos. Para la Congregación para la Doctrina de la Fe ha llegado el momento de pronunciarse. Lo ha hecho frente a la Conferencia Episcopal Alemana; y, por tanto, no hace falta decir que también espera una respuesta por su parte, pero no sólo a las cuestiones que he abordado en esta carta en una óptica específicamente ecuménica, ya que usted es el director científico de la ÖAK por la parte protestante y esperaba una respuesta de fondo por mi parte».
El cardenal Koch termina su carta pidiendo a Leppin que al menos acepte que plantear objeciones doctrinales al texto ofrecido por la ÖAK no significa que la Iglesia Católica no quiera avanzar el camino ecuménico.