(ACN/InfoCatólica) Fue golpeada, arrastrada por el suelo, insultada y torturada durante horas por varios compañeros y personas hasta que la policía intervino. En un primer momento, las fuerzas de seguridad no encontraron pruebas de que Gill hubiese cometido blasfemia por lo que fue liberada.
En la tarde del 29 de enero, una multitud de personas se reunió frente a la comisaría de policía de Aram Bagh de Karachi para protestar por la liberación de la mujer y presionar para que fuese denunciada. En ese momento los agentes de policía registraron la denuncia contra la mujer por, según el artículo 295 C del Código Penal pakistaní, «haber utilizado comentarios despectivos pronunciados o escritos, directa o indirectamente, que ofenden el nombre de Mahoma o de los demás profetas». Tabitha está acusada de hacer comentarios despectivos contra los profetas Adán, Abraham y Mahoma y de haber proclamado el nombre de Jesús a los pacientes del hospital donde trabajaba.
«Estoy en una situación difícil, rezad por mí»
Nasir Raza, presidente del «Comité Nacional de Paz para la Armonía Interreligiosa» en la provincia de Sindh, comenta: «Tabitha Nazir Gill, ha sido acusada por sus colegas, con quienes ha trabaja desde hace 9 años. Tabitha, preocupada, pidió a sus hermanos y hermanas cristianos que oraran por ella diciendo: ‘Estoy en una situación difícil, los musulmanes de mi hospital me acusan’; poco después supimos que había sido acusada de blasfemia.En los videos que nos han enviado algunos presentes para informar sobre el caso y pedir protección a la mujer, vemos a las enfermeras del personal del hospital golpeando a Tabitha Gill; la mujer negaba haber cometido algún delito».
Blasphemy accused Tabeeta Nazir Gill is beaten up by a mob of staff members at the Sobhraj Maternity hospital: pic.twitter.com/vPQHB0ONgD
— Naila Inayat (@nailainayat) January 29, 2021
Según la información recibida por la Agencia Fides, se trata de un malentendido entre compañeros, que degeneró en la peligrosa acusación de blasfemia, que en Pakistán prevé también la cadena perpetua o la pena de muerte. Nasir Saeed, director de la ONG CLAAS (Centre for Legal Aid Assistance & Settlement), en una nota enviada a la Agencia Fides condena el episodio y dice: «Es un alivio que las acusaciones contra Tabitha, presentadas por sus colegas, sean infundadas. Desafortunadamente, su vida nunca volverá a ser la misma, ya que ha tenido que dejar su hogar y esconderse. La policía tiene un papel clave para determinar si se ha cometido blasfemia o si las acusaciones se construyeron de la nada, solo para ajustar cuentas personales».
El p. Nazir John, Capellán de los Médicos Cristianos de la Archidiócesis de Karachi, afirma: «Me entristece mucho escuchar el incidente que ha sucedido con Tabitha. La conozco personalmente, es una mujer de profunda fe y le encanta cantar himnos religiosos. He visto vídeos donde la golpean y la torturan para que confiese el crimen y escriba una disculpa. Sinceramente, no creo en las acusaciones que se le hacen: no creo que, como persona dedicada y responsable, se puedan herir los sentimientos religiosos de los demás; además, en la profesión de enfermería siempre ha trabajado sin discriminación de credo y casta».
Defensa de líderes musulmanes
Hafiz Tahir Mehmood Ashrafi, asistente especial del Primer Ministro para la armonía religiosa, ha señalado por su parte que «No se debe permitir que nadie se haga justicia ni que abuse de las leyes contra la blasfemia. Todas las organizaciones y líderes religiosos han condenado la tortura infligida a la enfermera cristiana en el hospital. El Gobierno de Pakistán no tolerará estos abusos». Mehmood Ashrafi, religioso musulmán que está también al frente del Consejo de Ulema de Pakistán, ha expresado indignación y dolor por el tratamiento violento contra Tabitha Nazir Gill y ha prometido una investigación exhaustiva del incidente para desvelar cualquier abuso.
Otro líder islámico Allama Shehryar Raza Abidi ha condenado el ataque y la violencia y, en un mensaje de vídeo consultado por Fides, afirma: «Fue vergonzoso ver a mujeres musulmanas golpear a una mujer cristiana y usar un lenguaje ofensivo hacia ella. Esa violencia muestra su extremismo y fundamentalismo, que no son enseñanzas del Islam, y comunica un mensaje y una imagen equivocada del islam. Este fundamentalismo no tiene nada que ver con el islam, que no propaga la violencia».
Shehryar Raza Abidi comparte su preocupación por el reciente caso de Tabitha Gill y cita ejecuciones extrajudiciales que tuvieron lugar en el pasado, recordando el caso del gobernador de Punjab, Salam Taseer, asesinado en 2011, que solo había señalado el uso indebido de las leyes contra la blasfemia. Y agrega: «Si los asesinos se transforman en héroes del Islam, es otra cosa triste que arruina la imagen del Islam y de Pakistán. El islam nos enseña a estar con los oprimidos, a oponernos a la violencia, a proteger a los débiles: como seguidores del profeta Mahoma, debemos ser misericordiosos».
Otros casos recientes
Como informan desde CLAAS, en 2020, unas 60 personas, incluidos nueve cristianos y cuarenta y siete musulmanes (en su mayoría de la comunidad chiita) fueron acusados de blasfemia, mientras que al menos tres personas inocentes – un cristiano, un miembro de la comunidad Ahmadiyya y un musulmán – fueron asesinados en ejecuciones extrajudiciales, vinculadas a acusaciones de blasfemia. «Es hora de que el gobierno analice el asunto a fondo para detener el creciente uso indebido de la ley de blasfemia contra personas inocentes y hacer cambios cuando sea necesario, ya que la redacción de la ley de blasfemia permite abusos continuos», denuncian desde dicha organización.