(CNA/InfoCatólica) Durante una conferencia online celebrada el pasado lunes, Mons. McElroy dijo que trsa la toma de posesión de Joe Biden como el segundo presidente católico en la historia de Estados Unidos, «algunos obispos quieren reformular la presencia y el tono de la conferencia episcopal en el ámbito público».
Estos obispos, dijo, «argumentan que el aborto no es simplemente un tema 'preeminente' en la Doctrina Social Católica, sino que más bien constituye la prueba de fuego de facto para determinar si un funcionario público católico es un católico fiel y para determinar si las políticas generales de los no católicos pueden considerarse moralmente legítimas». Y sentenció:
«Si se adopta, tal posición reducirá el bien común a un solo tema».
Segun Mons. McElroy, algunos obispos están avanzando «una postura general de confrontación» con el nuevo presidente en lugar de la estrategia tradicional de la conferencia de «compromiso, diálogo y crítica».
En contraste con este enfoque de confrontación, asegura que el papa Francisco «ha colocado el encuentro, el diálogo, la honestidad y la colaboración en el centro de su enfoque de la conversación pública», y es «poco probable que respalde» acciones punitivas como negar la comunión a Biden por su defensa pública del aborto.
El obispo de San Diego rechaza así la clara enseñanza del papa Benedicto XVI en la exhortación apostólica Sacramentum caritatis, donde el pontífice alemán señaló el aborto como unas de las cuestiones no negociables que además tenía efectos evidentes para los político católicos a la hora de comulgar. De hecho, Benedicto XVI exhortó a los obispos a poner énfasis en esas cuestiones, que es exactamente lo contrario de lo que pretende el obispo de San Diego:
83. Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana- Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado.
Se da la circunstancia de que de los valores no negociables, Biden es contrario claramente a dos de ellos -el aborto y la familia formada por hombre y mujer- y está por ver en qué queda su postura sobre la libertad de educación de los hijos ya que apoya claramente la ideología de género en todos sus ámbitos.