(La Razón/InfoCatólica) España, Al Andalus como la denominan ellos, es un objetivo prioritario como dan fe las 23 operaciones contra el yihadismo que desarrollaron las Fuerzas de Seguridad del Estado el año pasado. Por tanto, la amenaza es real.
La alerta se basa en informaciones obtenidas por las unidades antiterroristas, que apuntan a los terroristas retornados (Foreing Terrorist Fighter, FTF), es decir, aquellos que han estado combatiendo en diversos frentes (Siria e Irak) y han regresaso a España.
De hecho, la primera operación antiterrorista desarrollada este año en el país a cargo de agentes de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional permitió la detención de uno de estos terroristas en Barcelona, junto con otros dos de apoyo.
Otra de las características del fenómeno es que una buena parte de los terroristas pueden estar entrando en España en pateras, aprovechando las oleadas de inmigrantes ilegales que arriban a las costas españolas procedentes del Norte de África. Uno de los detenidos en Barcelona llegó de esa manera, al igual que otro terrorista detenido en Almería el año pasado.
Según las citadas fuentes, cabecillas del Daesh han aleccionado a algunos de estos combatientes para que vuelvan a sus países de origen con el fin de desarrollar campañas terroristas contra los «infieles». Francia ha sufrido recientemente la acción de terroristas solitarios que usaron armas blancas para cumplir sus objetivos.
Hay temor igualmente a que puedan usar armas químicas para llevar a cabo ataques de gran envergadura. Y se ha contemplado la posibilidad de que envíen a personas infestadas con una enfermedad altamente contagiosa y que, antes de morir, se «paseen» por diversos lugares del país elegido como objetivo.