(Revista Ecclesia) Hoy, 17 de enero, se celebra el caso del rito de bendición de los animales el día de San Antón. En la diócesis de Bilbao, el responsable de la Unidad Pastoral del Casco Viejo, el presbítero Luis Alberto Loyo, ha anunciado que se ha decidido suspender la actividad por primera vez en este siglo «debido a la situación sanitaria». Se trata de una costumbre que está muy arraigada en algunos puntos de Bizkaia pero especialmente, en la iglesia de San Antón de la capital vizcaína y en el santuario de Urkiola. En este enclave natural, el misionero Antonio Medinabeitia procederá a la bendición en el exterior del templo, respetando las disposiciones sanitarias.
Fotografías y vídeos
La parroquia de San Antonio Abad, en Valencia, sabe que para muchos amantes de los animales el día de su patrón es uno de los más importantes del año. Una festividad muy arraigada en la ciudad de Valencia, pero desde la parroquia han informado de que este año no habrá bendición presencial. En cambio, muchos han enviado fotografías y vídeos con sus mascotas para que el próximo domingo, tras la celebración de la misa, se suba todo este material audiovisual en un video editado con las imágenes de todos aquellos que han querido participar en esta bendición.
Filomena se suma a la pandemia
La tradición de bendecir las mascotas está muy arraigada en Madrid. Hay constancia de que al santo se le veneraba en la ciudad ya en el siglo XVII con una romería popular que llegaba hasta la calle Hortaleza. El refranero ha dado fe de ella con el dicho «hasta san Antón, Pascuas son»; era la primera gran celebración tras la Navidad y entre los romeros se repartían los llamados panecillos del santo en recuerdo de la leyenda por la cual un cuervo lo alimentaba en sus años de eremita.
Este año, los estragos causados por la borrasca Filomena han obligado al Ayuntamiento de Madrid a aplazar las celebraciones y a la iglesia de san Antón, centro neurálgico de la festividad, a posponer al 14 de febrero la bendición de las mascotas.
«Hermanos burros»
Igualmente, también en San Antonio Abad, fieles a la tradición que sus predecesores asentaron mediado el siglo pasado, los miembros de la cofradía del Cencerro deberían salir este domingo a la calle durante la tarde-noche para procesionar por las calles del centro de Zamora y llenar de música algunas de las arterias principales de la ciudad. A las siete de la tarde, todos los «hermanos burros» de la cofradía del Cencerro se hubieran citado en el local de la Plaza Alemania para comenzar una nueva edición de su tradicional procesión por las calles de Zamora acompañando a su burro «Bolinche».
Pero todo eso tendrá que esperar, al menos hasta el año que viene, por la irrupción del coronavirus y la presencia ya de la tercera ola en la provincia zamorana que está complicando todavía más la situación sanitaria.
Monje fundador del movimiento eremético
San Antonio o Antón Abad fue un monje cristiano fundador del movimiento eremítico. El relato de su vida, transmitido principalmente por la obra de san Atanasio, presenta la figura de un hombre que crece en santidad y lo convierte en modelo de piedad cristiana. Este relato tiene elementos históricos y otros de carácter legendario; se sabe que vivió 105 años, que abandonó sus bienes para llevar una existencia de ermitaño y que atendía a varias comunidades monacales en Egipto, permaneciendo eremita. Se cuenta que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus rayones (cría de jabalí) que sufrían de ceguera y San Antón los curó. La jabalina en agradecimiento ya no se separó más de su lado y siempre le protegió ante otros animales. Es ese el motivo por el que este santo se le representa con un cerdo a sus pies.