(Kath.net/InfoCatólica) Speamann recuerda que la nueva reglamentación ante la pandemia de la Conferencia Episcopal de Austria publicada el 3 de noviembre de 2020, dice sucintamente que los bautizos y las bodas «se pospondrán para una fecha posterior» y pregunta: «¿Es tal regulación compatible con la concepción católica de estos sacramentos?».
El doctor recuerda que según enseña el Catecismo el bautismo es necesario para la salvación y, por ello mismo, debe ser administrado cuanto antes a los niños. Y en cuanto al sacramento del matrimonio, advierte que su retraso puede comprometer la castidad de los contrayentes a la vez que recuerda que el Catecismo también enseña que las relaciones sexuales fuera del matrimonio son pecado.
El psiquiatra escribe la siguiente reflexión:
«El coronavirus no es el ébola, no es un virus asesino, no es un estado de guerra, no es un desastre natural. La gente sigue yendo a trabajar, yendo de compras, todavía se les permite reunirse en pequeños grupos al aire libre y en sus hogares. Por parte de la iglesia es posible seguir participando en la celebración eucarística todos los días. Los creyentes no pueden entender por qué se puede asistir a los servicios de la iglesia y son posibles las bodas civiles, pero la iglesia no puede, bajo ciertas condiciones, permitir bautizos y matrimonios que generalmente ya están planeados. Los creyentes que no estén dispuestos a aceptar las condiciones podrían posponer estas fechas por su propia cuenta. En cuanto a las celebraciones familiares después de bautizos y bodas, la iglesia tiene tan poca responsabilidad como las oficinas de registro.la tienen sobre lo que sucede después del matrimonio civil. Después de todo, los creyentes son ciudadanos responsables de adherirse a las disposiciones generales fuera del edificio de la iglesia».
Y concluye
«El mensaje implícito contenido en el reglamento episcopal sobre la importancia del bautismo y el matrimonio sacramental es cuanto menos problemático. Es difícil reconciliarse con la comprensión católica de estos sacramentos. Para algunos, esta regulación puede significar un mayor debilitamiento de la fe, para otros puede ser una molestia. Quizás también nos ayude, en este contexto, a pensar en las circunstancias en las que nuestros hermanos y hermanas de Oriente Medio están preparados para recibir los sacramentos».