(Luis F. Pérez/InfoCatólica) Monseñor Braulio Rodríguez señala que ya desde el inicio del pontificado de Benedicto XVI "el Santo Padre subrayaba que el ser humano no es fruto de la casualidad; ha nacido del amor de Dios, que le ha puesto en la existencia para que viva la amistad con sus hermanos, de modo que, con su razón y libertad, iluminadas y sostenidas por la relación con Él, construya una ciudad, esto es, una sociedad, un orden justo y bueno que proteja la dignidad de cada persona".
"¿Sirve este horizonte para afrontar la actual situación de la humanidad con sus problemas y angustias por la pérdida de puestos de trabajo y las turbulencias económicas y financieras?" se pregunta el Primado de España, quien piensa que la respuesta será más acertada "una vez leída esta Carta de Benedicto XVI, porque los prejuicios no nos ayudarían a este empeño".
`Caritas in veritate´, recuerda don Braulio, afirma que la Iglesia "no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política, pero tiene una misión que realizar: anunciar a Cristo como primer y principal factor de desarrollo".
"No sé qué pensarán los grandes economistas", afirma el prelado, "pero el Papa viene a decir que la fe en Cristo nos pone en las mejores condiciones para afrontar todos los problemas de tipo económico, financiero, social y político que la encíclica trata".
El arzobispo de Toledo explica que "Benedicto XVI proclama la necesidad de una nueva síntesis humanista, de un nuevo pensamiento que supere los corsés ideológicos, y se abra al misterio insondable del hombre que siempre aspira al infinito" y muestra su convencimiento de que ello "ha de tenerse en cuenta por nuestros dirigentes políticos, sociales, económicos y sindicales esta perspectiva, pues vivimos una crisis de pensamiento; más aún, una crisis de la experiencia elemental de lo humano. Hay que reconstruir desde esta experiencia, partiendo de la realidad preciosa y amenazada de las familias, una experiencia de la vida y una eficaz libertad religiosa."
Monseñor Braulio Rodríguez asegura que "necesitamos fraguar en el ámbito público un nuevo protagonismo social de los hombres y mujeres concretos, a los que deben servir los instrumentos de la técnica y la política; nunca al contrario, como, por desgracia, sucede tan a menudo". "¿Será aceptado este punto de vista?", vuelve a preguntarse don Braulio, para a continuación exhortar a que no pierdan de vista la encíclica "los políticos y personas con una presencia pública relevante que se dicen cristianos". No porque el texto del Papa "dé soluciones técnicas o políticas, sino porque habla a personas concretas de perspectivas no mostradas habitualmente para afrontar problemas religiosos, sí, pero también sociales y financieros, políticos y de desarrollo humano desde un punto de vista muy llamativo".