(ACN) Entre los habitantes que han quedado, a pesar de la terrible situación, se calculan unas 300 familias cristianas de diferentes denominaciones y etnias. Dos frailes franciscanos, Luai Bsharat de 40 años y Hanna Jallouf de 67, se ocupan de ellos.
No abandonar a los que más sufren
Los cristianos de estas regiones enfrentan persecución, miedo, violencia, peligro e incluso muerte. La presencia en estos pueblos de los cristianos y de los dos frailes franciscanos dice mucho sobre su heroica entrega: «A pesar de las dificultades, el padre Luai y el padre Hanna se quedaron allí porque creen que esta región no debe ser abandonada por estar cerca de Antioquía, donde San Pablo inició sus viajes para difundir la palabra de la Biblia», explica a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) el padre franciscano Firas Lutfi, custodio de la provincia de San Pablo para los franciscanos de Siria, Líbano y Jordania.
10 años bajo la ley islámica
Según sus declaraciones «su sufrimiento comenzó hace una década. Cuando los grupos militantes tomaron el control de la región y la proclamaron Estado islámico, confiscando las propiedades de los cristianos, imponiendo la ‘sharia’ islámica a todos los no musulmanes, anulando el derecho a moverse libremente en sus propias aldeas».
El padre Firas, que ya dio su testimonio en 2017 en el Santuario de Fátima en Portugal durante la peregrinación internacional en el 70 aniversario del nacimiento de la fundación ACN, recuerda que «estos extremistas a menudo han perseguido, atacado, golpeado, secuestrado, torturado e incluso asesinado a algunos de nuestros hermanos y hermanas», como en el dramático caso del padre François Murad, «decapitado en 2013», y, más recientemente, el de «una maestra violada y asesinada en Yacoubieh».
En el reciente mensaje enviado a la sede portuguesa de ACN, el padre Firas recuerda que están para ayudar a todos los que necesitan ayuda, orientación y apoyo, independientemente de su religión, género, nacionalidad, raza u opiniones políticas. Cuando la región se convirtió en un campo de lucha y conflictos, «muchas veces los monasterios de Knayeh y Yacoubieh abrazaron y recibieron a decenas de familias musulmanas que buscaron refugio en las iglesias».
Un signo signo de esperanza
«La presencia de los franciscanos es un signo de esperanza en medio de la oscuridad y la desesperación», dice el padre Firas. Pero dependen del apoyo que puedan obtener de fuera, especialmente apoyo financiero, porque los lugareños no pueden cosechar sus cultivos confiscados o vender sus propios productos, están necesitados de una ayuda humanitaria constante.
La fundación ACN está a apoyando más de cincuenta proyectos para los cristianos en Siria. Además de ayuda de emergencia a familias vulnerables en Alepo y Damasco. ACN financia varios proyectos coordinados por el padre Firas Lufti.