(Efe) El primer santuario en arder fue la Iglesia San Francisco de Borja, usado regularmente por el cuerpo policial de Carabineros para ceremonias institucionales, y horas más tarde fue la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con más de un siglo y medio de antigüedad.
Ambos templos se encuentran en los alrededores de Plaza Italia, el epicentro del llamado «estallido social» y que este domingo fue escenario de una de las concentraciones más masivas en lo que va de año. «Indignación y tristeza por el incendio y destrucción de la parroquia de La Asunción, y el ataque a la iglesia San Francisco de Borja, ambos inmuebles patrimoniales», dijo este domingo en su cuenta de Twitter la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, Consuelo Valdés.
La iglesia de San Francisco de Borja fue también saqueada y algunas de sus imágenes religiosas fueron quemadas en la calle, mientras que la de La Asunción vio como su cúpula caían al suelo consumida por las llamas. En las cercanías de la rotonda, bautizada por los manifestantes como «Plaza Dignidad», fueron saqueados además varios comercios, entre ellos un supermercado de una cadena internacional, y también se registraron ataques de encapuchados a algunas comisarias de la periferia capitalina, como Puente Alto.
Piñera, encerrado en su palacio
También comenzaron a prenderse barricadas en algunos puntos aledaños a dicha plaza y en otras zonas de la capital, al tiempo que en ciudades como Antofagasta (norte) se producían también algunos incidentes violentos y enfrentamientos con la policía. El presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera, quien pasó todo el día en su residencia, se trasladó en horas de la tarde al Palacio de La Moneda -sede del Gobierno- para monitorear los incidentes, que ensombrecieron una jornada que transcurrió durante horas en un ambiente muy festivo y familiar.
Jóvenes, adultos mayores, colectivos sociales y familias enteras se acercaron desde tempranas horas a la plaza, blandiendo banderas y pancartas a favor de una mayor igualdad social y coreando la frase que se ha convertido en el lema de las revueltas: «¡Chile despertó!». También hubo concentraciones en ciudades como Valparaíso, Viña del Mar, Antofagasta y Concepción.
Según los Carabineros, al menos 18 agentes resultaron lesionados en distintos puntos de la capital. A diferencia de otras semanas, el cuerpo policial estuvo la mayor parte del día replegado y empezó a actuar cuando comenzaron los desmanes.
La institución está en el punto de mira por la supuesta crudeza en la represión de las marchas, que dejaron una treintena de muertos y miles de heridos, y diversos organismos internacionales, como la ONU, les han acusado de haber cometido violaciones a los derechos humanos. Según la Fiscalía, hay más de 4.600 causas abiertas contra ellos.
Las concentraciones por el aniversario se celebran a una semana de que más de 14,5 millones de chilenos decidan en un histórico plebiscito si quieren reemplazar la actual Constitución, heredada de la dictadura y vista como el origen de las desigualdades que aquejan al país. El plebiscito, que iba a celebrarse en abril pero fue aplazado por la pandemia, busca descomprimir la tensión en un país muy polarizado, que hasta el año pasado estaba considerado el más estable de Hispanoamérica.