(RV/InfoCatólica) Antes de la celebración el Pontífice ha recorrido el centro de Aosta en automóvil descubierto, recibiendo el saludo entusiasta de miles de valdostanos. En la Catedral ha encontrado unas 400 personas, entre sacerdotes, religiosos, religiosas, además de dos laicos por cada una de las 93 parroquias de la diócesis y representantes de las oficinas diocesanas y de las organizaciones eclesiales. Previamente a su llegada al altar desde donde ha presidido el rito, Benedicto XVI se ha detenido por unos minutos para orar en la capilla del Santísimo Sacramento.
En su improvisada homilía en Papa ha subrayado de modo especial que una sociedad sin Dios es una sociedad ''sin brújula'', incapaz de encontrar la orientación para afrontar la crisis económica del presente, “pero también los dramas, los sufrimientos, las injusticias que sufre el mundo”. En este sentido, el Pontífice se detuvo a analizar el concepto de poder.
Analizando el significado del poder, el Papa ha señalado que cuando se habla de poder hoy en día se piensa al poder económico y militar, “pero el verdadero poder es la misericordia y el perdón", ha precisado el Papa. “La pregunta de Stalin, ¿cuántas divisiones tiene el Papa?, caracteriza aun hoy la idea media de poder, ha dicho después señalando que tiene poder quien puede ser peligroso”. Y en este sentido el Papa ha recordado que con la encarnación se muestra el verdadero poder divino, cercano a los sufrimientos del hombre: “Debo entrar a este mundo para oponer al océano del mal un océano mas grande, el océano del bien y del amor”.
Comentando después un pasaje de san Pablo, el Santo Padre ha subrayado cómo debemos aprender que la omnipotencia de Dios no es un poder arbitrario, por que Dios es el bien, el amor y la verdadera libertad y por lo tanto no puede actuar contra aquello que es Él.
Al terminar la celebración, desde un palco colocado en el atrio de la Catedral - Benedicto XVI ha saludado y bendecido a los centenares de fieles presentes, en la plaza que lleva del nombre del Papa Juan XXIII, deseando buenas vacaciones “sin incidentes”, ha dicho sonriendo mirándose la muñeca fracturada.
Precisamente hoy sábado, al Santo Padre se le efectuará un nuevo control radiológico en su residencia. Por este motivo el hospital de Aosta ha enviado un aparato radiológico ligero para llevar a cabo los controles de rutina en los casos de fracturas, como la que Benedicto XVI tiene en la muñeca derecha. Asistirán al examen, además del doctor Patrizio Polisca, médico personal del Papa, los doctores Manuel Mancini y Vincenzo Sessa. El primero fue el traumatólogo que operó al pontífice el pasado viernes y el segundo es el director del departamento de Ortopedia del Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios (Fatebenefratelli) de Roma, que le seguirá asistiendo médicamente a su regreso a Castelgandolfo.
Saludo del obispo de Aosta
El primero en acoger al Papa ha sido el obispo de Aosta, Giuseppe Anfossi, quien ha manifestado la felicidad de todos por poder rezar las Vísperas con el Pontífice. “Es bello orar con el Papa, es un honor que recordaremos siempre” ha dijo, agregando que el hecho que el Papa presida una liturgia en “nuestra Iglesia madre” es una gracia: “una gracia que nos coloca en comunión con la Iglesia universal; orando con el sucesor de Pedro nos sentimos confirmados en la fe, sostenidos en la esperanza y comprometidos en la caridad”.
Esta Catedral tiene una larga historia, ha proseguido diciendo el obispo de Aosta, señalando que la estructura actual, tiene mil años. Esta catedral es desde hace quince siglos lugar de culto, y desde hace diséis años, de Eucaristía. “¡Cuantos obispos y sacerdotes han entrado aquí, y han ejercitado el ministerio episcopal y sacerdotal; cuántos obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y sobre todo fieles han recibido los sacramentos y orado!” ha recordado el prelado señalando de manera particular a san Anselmo.
“Hoy es hermoso pensar que la Iglesia Catedral fuese al inicio la casa de una familia”, ha señalado después recordando a las familias de hoy que sufren. “Deseo –ha dicho- que sus sufrimientos, acompañados de nuestra y vuestra oración, puedan en el porvenir regenerar esta bellísima comunidad, iglesia doméstica, familia fundada en el matrimonio, y pido para que pueda recuperar la belleza a la que Cristo nuestro Señor la ha llamado”.