(Crux/InfoCatólica) Un sacerdote católico de la archidiócesis de Omaha (Nebraska, Estados Unidos) ha demandado a la archidiócesis por difamación, casi dos años después de ser retirado de su parroquia e incluido en una lista de clérigos que habían sido objeto de acusaciones creíbles de faltas de carácter sexual.
El P. Andrew Syring alega que su carrera y su vida han quedado destruidas desde que la Archidiócesis lo retiró abruptamente del ministerio público en West Point en octubre de 2018. Un mes después, la archidiócesis publicó su nombre en la lista de abusadores clericales.
El P. Syring era sacerdote desde hacía dos años cuando, en 2013, fue acusado de diversas faltas, como «abrazar y besar públicamente en la mejilla a menores de edad», según se indica en la demanda. El sacerdote negó haber actuado mal y, después de una evaluación psicológica y de las correspondientes investigaciones canónicas y policiales, no se encontraron pruebas de que hubiera cometido ningún delito, de modo que se reanudó su ministerio público.
A continuación, transcurrieron cuatro años más sin ningún incidente, mientras el P. Syring trabajaba en diversas parroquias de la archidiócesis. Su nueva retirada del ministerio y su inclusión en una lista de sacerdotes sospechosos de haber cometido delitos, explica el propio sacerdote, se produjeron el mismo mes en que la archidiócesis tuvo que enfrentarse a una avalancha de críticas públicas por cómo había afrontado otro caso, relativo a un vicario parroquial de Omaha que había sido acusado de mala conducta de carácter sexual con un miembro adulto de la parroquia.
«Me entristece que, cuando la archidiócesis se enfrentaba a la lógica indignación de una parroquia a la que no había sabido proteger, diera una respuesta motivada por el miedo y decidiera ‘hacer pagar a justos por pecadores’, en lugar de tomar decisiones significativas y específicas sobre sus clérigos», ha declarado el P. Syring.
La demanda se presentó la semana pasada en el tribunal de distrito y acusa a la archidiócesis de difamación y de la vulneración del derecho a un juicio justo, entre otras cosas. En ella, se pide una indemnización de 2,1 millones de dólares, la cantidad que le habría correspondido al sacerdote como salario desde el momento en que fue retirado del ministerio hasta su jubilación dentro de 35 años.
Un portavoz de la archidiócesis, el diácono Timothy McNeil, prefirió no comentar las acusaciones y la demanda del P. Syring. Por su parte, el sacerdote reconoce la gravedad del escándalo de los abusos sexuales dentro de la Iglesia y dice que está a favor de que los sacerdotes abusadores y la Iglesia rindan cuentas de esos abusos, pero sostiene que él fue una víctima inocente de ese proceso. «¿Dónde puede acudir un sacerdote inocente para que se restaure su buen nombre cuando la verdad se sacrifica en el altar de la conveniencia?», pregunta el P. Syiring.