(Opus Dei) Al inicio de la celebración se leyó una carta del Papa Francisco al cardenal Parolin en la que felicitaba a los nuevos sacerdotes.
«Pido a los nuevos sacerdotes que consideren junto a la grandeza del don del sacerdocio, el significado de recibirlo precisamente en estos momentos de tanto dolor en el mundo, en el que se hace especialmente palpable la presencia de Cristo doliente y misericordioso; una presencia que el Señor quiere que se realice a través de su ministerio. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo». El Santo Padre concluye pidiendo a los nuevos sacerdotes que «por su unión con el Papa hagan siempre realidad aquella aspiración de san Josemaría: ‘Todos, con Pedro, a Jesús por María’».
El Papa Francisco también envió una «afectuosa felicitación al querido Monseñor Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, con mi deseo de que el Señor lo siga ayudando a cumplir su servicio fiel y alegre a la Prelatura y a la Iglesia entera, de modo especial en este año de preparación para su jubileo sacerdotal».
Durante la homilía, el cardenal Pietro Parolin desmenuzó la figura del buen pastor, que inspira a cada sacerdote a ser «fuente de vida, de misericordia, de sencillez».
Y recordó que «ser pastor no consiste en una serie de tareas sino en asumir un estilo de vida». El pastor, por ejemplo, «no vive donde desea, sino donde es mejor para el rebaño». El pastor «no es tanto quien guía a los demás sino quien comparte su vida con las ovejas». La idea del pastor «no se refiere al gobierno sino a la vida, y por eso Jesús caracteriza al buen pastor como aquel que da la vida por las ovejas».