(Asia News/InfoCatólica) El mismísimo Kondrusiewicz comunicó a Radio Svoboda que fue detenido en el puesto fronterizo de Kuznitsa Belostokskaja, a pocos kilómetros de su pueblo natal, Grodno, y que los guardias de frontera le impidieron regresar a su patria.
Hacia la noche, el vehículo oficial del prelado cruzó la frontera con su chófer y llegó a Minsk. El metropolitano, por su parte, regresó a Polonia, aguardando el desarrollo de los hechos. La oficina de prensa explica que el prelado confía en el artículo 30 de la Constitución de la República de Bielorrusia, que afirma: «Todo ciudadano de Bielorrusia tiene derecho a moverse libremente, a elegir su lugar de residencia en todo el territorio de la República de Bielorrusia, a dejar el territorio y a volver sin impedimentos».
El derecho a volver a su patria también está garantizado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, y por el Pacto Internacional de derechos civiles y políticos, que Bielorrusia ha ratificado.
Abordado por las preguntas de los periodistas, el Comité Estatal de Fronteras de Bielorrusia se limitó a responder: «Sin comentarios».
A través del portal catholic.by, los católicos bielorrusos invitan a rezar por su obispo metropolitano:
«En un momento difícil para todos nosotros, movilicémonos con la oración, manifestemos una solidaridad especial y sostengámonos mutuamente en cada situación, ya que somos de una misma y gran familia».
Se baraja la hipótesis de que lo sucedido se debe a las apariciones públicas del prelado y a sus llamados al diálogo, además de la iniciativa de asistir a las personas que fueron arrestadas en las últimas manifestaciones. Aunque en el pasado Kondrusiewicz tuvo buenas relaciones con el presidente Alexandr Lukashenko, sus últimos comentarios no fueron del agrado del líder bielorruso.
Hace pocos días, el arzobispo concedió una larga entrevista a un canal televisivo religioso polaco, TV Trwam, ocasión en la que defendió los derechos de la población bielorrusa.