(Vatican.news) «Hacemos un llamamiento a los gobernantes y a los responsables de las políticas económicas nacionales, para que promuevan y fomenten un turismo responsable, actuando según los principios de justicia social y económica y con pleno respeto del medio ambiente y de las culturas». Así lo pide el Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en su Mensaje con ocasión de la 41° Jornada Mundial del Turismo 2020, que se celebrará el próximo 27 de septiembre y que este año lleva como título: «Turismo y desarrollo rural».
Una drástica reducción de la movilidad humana
En su Mensaje, el Prefecto de este Dicasterio Vaticano señala que, la 41º Jornada Mundial del Turismo este año se celebra en un contexto incierto marcado por la evolución de la pandemia Covid-19, que ha generado «una drástica reducción de la movilidad humana y del turismo, tanto internacional como nacional, colocándose en un mínimo histórico». La suspensión de vuelos internacionales, el cierre de aeropuertos y fronteras, la adopción de estrictas restricciones de viajes, incluso internos, está provocando una crisis sin precedentes en muchos sectores relacionados con la industria del turismo, afirma el Cardenal Turkson, que comporta una pérdida económica mundial y muchos puestos de trabajo en este sector.
«Este preocupante escenario, no debe paralizarnos y privarnos de una visión positiva del futuro tampoco no debemos caer en el pesimismo de decir que nada regresará a ser como antes»
Promover un turismo sostenible y responsable
El tema elegido para esta Jornada, «Turismo y desarrollo rural», señala el Cardenal Turkson, es una invitación a «tomar en serio y a poner en práctica el desarrollo sostenible que, en el ámbito del turismo, significa un mayor interés por los destinos turísticos extraurbanos, las pequeñas poblaciones, las aldeas, las carreteras y los lugares menos conocidos y menos frecuentados: esos lugares más escondidos que hay que descubrir o redescubrir precisamente porque son más encantadores y no están contaminados». La ruralidad vive en estos lugares, lejos de las calles de las multitudes. Por consiguiente, es la promoción de un turismo sostenible y responsable que, aplicado según principios de justicia social y económica y en pleno respeto del medio ambiente y las culturas, reconoce la centralidad de la comunidad local anfitriona y su derecho a ser protagonista del desarrollo sostenible y socialmente responsable de su territorio.
«Promover un turismo que favorece la interacción positiva entre la industria turística, la comunidad local y los viajeros»
Relación entre turismo y agricultura
Este tipo de turismo, precisa el Prefecto, puede convertirse en una fuerza motriz para apoyar la economía rural, que se compone de la agricultura y, a menudo, de las explotaciones agrícolas familiares, de pequeño tamaño, de zonas marginales y de los bajos ingresos percibidos por la cadena alimentaria. «El turismo y la agricultura rural pueden convertirse así en dos componentes esenciales de un nuevo mundo que esperamos construir. Un turismo hecho por y a través de la gente». Los pequeños agricultores, después de todo, son los primeros guardianes de la creación a través de su paciente y duro trabajo de la tierra. Los turistas son los visitantes que pueden convertirse en partidarios de un ecosistema si viajan de forma consciente y sobria. Viajar a destinos rurales, por lo tanto, puede significar, concretamente, apoyar las producciones locales, de pequeñas granjas, hechas de manera compatible con las leyes de la naturaleza.
«Un viaje puede tener el sabor de la historia y abrir el corazón al amplio horizonte de la fraternidad y la solidaridad»
Una nueva forma de relacionarse con el otro y la naturaleza
El «turismo rural», señala el Cardenal Turkson, se convierte también en el lugar en el que se aprende una nueva forma de relacionarse con el otro y la naturaleza. Y todo cambio personal debe comenzar con un comportamiento verdaderamente transformador; y para ello necesitamos emprender un viaje; y para emprender un viaje necesitamos un destino: el mundo rural puede ser todo esto. El turismo se encuentra con el desarrollo si se realiza de forma cuidadosa y tranquila, de forma sostenible; esto significa respetar las prácticas agrícolas, los ritmos de vida de las poblaciones rurales, apreciar la autenticidad todavía conservada de zonas enteras del interior, sorprenderse por las mil pequeñas cosas que se pueden ver, elegir productos agrícolas locales.
«El turismo puede convertirse, precisamente en este momento, en un instrumento de proximidad. Sí, nuestro mundo postmoderno necesita proximidad, es decir, cercanía en las relaciones y, por lo tanto, en los corazones»
Apoyar los ingresos de los trabajadores de este sector
En un momento de incertidumbre en el movimiento de personas, del cual el turismo sufre las mayores consecuencias de forma inmediata y directa, precisa el Purpurado, creemos que se deben tomar medidas para apoyar los ingresos de los trabajadores de este sector, así como el cuidado y la defensa de las comunidades rurales más frágiles de cada territorio. De esta manera, la economía del turismo podrá retomar su curso, aunque en niveles de circulación más bajos; la circulación de personas, bienes y moneda será el signo tangible de una proximidad que ha comenzado en el corazón. El turismo responsable y sostenible, aprovechando al máximo los recursos y actividades locales, es deseable como uno de los puntos de inflexión en la lucha contra la pobreza, que la pandemia de Covid-19 ha aumentado exponencialmente.
«Queremos asegurar nuestra proximidad y apoyo a todos los que participan en la lucha contra el impacto de la pandemia en la vida de las personas y sociedades que viven del turismo»
Tomar iniciativas concretas en favor de las actividades turísticas
Finalmente, el Cardenal Turkson hace también un llamado a los movimientos ecologistas y a todos aquellos que se comprometen en la defensa del medio ambiente para que contribuyan con su trabajo a la conversión de los corazones hacia una ecología integral sana y correcta, en la que se combine el valor de la persona humana con la protección de las condiciones de vida de las comunidades rurales asentadas en zonas marginales. Asimismo, piden a los Obispos y a los responsables de la pastoral del turismo que se comprometan de modo conjunto, para que cada uno, en su propio territorio, tome iniciativas concretas en favor de las actividades turísticas. Por último, el Prefecto expresa su sincero agradecimiento a todos aquellos que, durante este período de prueba, han mostrado su solidaridad y apoyo a los que viven del turismo, en particular en las zonas rurales.