(Asia News) Diversas voces insistentes, pero ninguna oficial, dicen que antes de fines de julio se encontrarán en Roma las delegaciones vaticana y china para revisar y estudiar la posible renovación del Acuerdo provisorio sobre los nombramientos de los obispos, firmado el 22 de septiembre de 2018, que caduca después de 2 años.
Por la parte vaticana hubo varios mensajes de personalidades que, de modo anónimo o público, esperan una renovación. Por parte de Beijing hasta ahora sólo hubo silencio. De la Iglesia en China, AsiaNews está recibiendo diversos testimonios y evaluaciones sobre el Acuerdo, que pensamos publicar en el curso de las próximas semanas. La primera es la que publicamos hoy aquí, de parte de Li Rouhan (seudónimo), que es un estudioso del norte de China. De él, AsiaNews ya publicó algunos estudios relativos al impacto negativo del Acuerdo sobre la vida de las comunidades cristianas y sobre el estilo del Acuerdo, que recuerda a aquel entre la Santa Sede y Napoleón. Para Li Rouhan, el problema del diálogo está en el interlocutor, un partner que quiere destruir las religiones. Por esto el diálogo es «una trampa».
En años recientes, los llamados «expertos de China», definieron el Acuerdo sino-vaticano como el fruto del diálogo. Este sería el símbolo de un notable suceso y el inicio de una nueva era. Sin embargo, nos preguntamos: ¿acaso la situación cambió? Un diálogo real se basa sobre el respeto y sobre la comprensión recíproca. Pero la Iglesia ¿conoce realmente a su interlocutor en las negociaciones?
¿Cuál es la opinión del comunismo sobre las religiones? Según Carlos Marx, fundador del comunismo, «la religión es el suspiro de una criatura oprimida, es el alma de un mundo sin corazón, de un mundo que es el espíritu de una condición sin espíritu. Ella es el opio de los pueblos».
También Lenin recuerda a los comunistas que «el ateísmo es una parte natural e inseparable del Marxismo, de la teoría y de práctica del socialismo científico».
El Partido comunista chino, como fiel sucesor y discípulo del marxismo-leninismo, acepta en modo total la visión marxista-leninista sobre la religión. Ya desde 1949 la persecución jamás se detuvo. El régimen comunista organizó y promovió un gran número de movimientos contra todas religiones , especialmente contra los cristianos. En 1958, el «movimiento de los ofrecimientos de templos y santuarios» pidió a las iglesias de ofrecer a ellos sus propiedades para apoyar la construcción y el desarrollo del país. Centenares de iglesias fueron confiscadas para hacer lugar a industrias y fábricas. Después, durante la Revolución cultural (1966-1976) todas las religiones fueron abolidas.
En los años 80 del siglo pasado, «la política de la apertura» se convirtió en un instrumento del gobierno chino para engañar a los extranjeros. La libertad religiosa está garantizada por la Constitución. De tal modo,un gran número de extranjeros-y especialmente algunos misioneros-comenzaron a soñar que volverían lo antes posible.
En la historia de la Iglesia china, miles de misioneros extranjeros, de diferentes congregaciones, han trabajado en China y ofrecieron su amor apasionado y sus sacrificios por el pueblo chino y por la Iglesia. Sus continuas contribuciones permanecerán siempre presentes en la memoria de los cristianos chinos.
Lamentablemente, en el presente algunos misioneros fueron atrapados por el anzuelo de la propaganda política y establecido institutos, organizando encuentros académicos o seminarios, ofreciendo una base a aquellos que desean preparar un Iglesia china independiente. Estos misioneros se convirtieron en un instrumento de la estrategia del Frente Unido.
El Frente Unido trabaja para unir y desunir. Dividir a los enemigos, significa debilitarlos y (al mismo tiempo) ganarse aliados. La estrategia del Frente Unido por la libertad religiosa es diversa del concepto de ella que se tiene en las otras naciones. La finalidad última del Frente Unido no es el respeto y la protección de la libertad de la religión, sino la destrucción de todas las religiones. Justamente como Mao Zedong dijo una vez al Dalai Lama: «La religión es un veneno».
El diálogo es el camino a través del cual se conoce al propio compañero en el diálogo. Pero no hay que olvidar la enseñanza de la Iglesia. Pío XI dijo: «El comunismo es por su naturaleza anti religioso y considera a la religión como «El opio del pueblo» porque los principios religiosos que hablan de la vida más allá de la tumba, distraen al proletario de mirar al logro del paraíso soviético, que está aquí en esta tierra»(«Divini Redemptoris», n. 22).
También el santo Papa Juan Pablo II, recuerda a los cristianos: «no tengan ninguna ilusión sobre el comunismo»]. Si queremos permanecer aún ilusionados sobre los así llamados resultados del diálogo, por favor, ¡estemos al menos atentos! Nos han puesto delante una trampa y si caemos, ¡el desastre está cerca!