(La Razón) La guía «Somos diversidad» de 160 páginas consta de cinco módulos: «Abrazar la diversidad como una oportunidad educativa», «Transformarse para transformar: afectividad, diferencia y diversidad», «Sexualidades», «Corporalidades, identidades y expresiones de género» y «Diversidad familiar».
Cada módulo ofrece entre 8 y 10 actividades y en el último apartado, se recomienda una selección de recursos pedagógicos, como manuales, guías y textos, películas y cortos, así como webs con información y recursos bibliográficos y audiovisuales, que pueden ser utilizados para diseñar nuevas actividades sobre diversidad sexual, familiar, corporal y de expresión e identidad de género.
Eso sí, antes de poner en práctica la guía, se aconseja a los formadores superar una encuesta en la que deberán saber que significan los términos «cis», «butch» y «femme» (expresiones de género que despiertan deseo y atracción en las lesbianas), la asexualidad, la intersexualidad o la definición de familia que se adapte al colectivo LGTBI.
En este sentido, en el quinto módulo, referente a la «diversidad familiar» se explica que «la diversidad de posibilidades de construcción de vínculos familiares es inabarcable»: «familias monoparentales, reconstituidas, interétnicas, adoptivas, tardías o intergeneracionales». Además el texto subraya que estas categorías sólo reflejan configuraciones familiares que, como todas, pueden ser transitorias, ya que los procesos de vinculación familiar nunca están cerrados. Por ejemplo, «una familia nuclear heterosexual puede devenir LGBTI+ porque alguno de sus miembros modifica su relación con el género o la sexualidad o por tener hijxs que sean LGBTI+».
«Alex tiene tres papás y una mamá»
Así, este manual pretende ayudar a tomar conciencia de la diversidad de procesos de construcción de los vínculos familiares (biológicos, genéticos, culturales, emocionales, etc.) y de sus múltiples posibilidades; dar cuenta las formas de invisibilización, discriminación y violencia jurídica, social y laboral que sufren las familias LGBTI+ e incluye una serie de premisas sobre las que pueden trabajar los niños: «Jan tiene dos mamás», «Rita tiene dos mamás y un papá», «Alex tiene tres papás y una mamá», «Bruna tiene un papá y una mamá».
Asimismo, esta guía presenta un gran número e actividades grupales entre las que destacan «El círculo de los abrazos», «La idea perdida», «La sopa lésbica», «El mundo del revés», «La mochila de género» o «El armario gay».
En «La idea perdida» el objetivo es «conocer y deconstruir las creencias, prejuicios y estereotipos que podemos tener sobre la diversidad sexual, corporal, familiar y de identidades y expresiones de género».
En «El armario gay», se plantean a los alumnos cuestiones como «Si practicas sexo con hombres...»; «¿Cómo se construye una masculinidad tradicional?», «Los gays son más promiscuos...» «Si tuviera un sueño homoerótico, ¿sería capaz de reconocerlo?»; «Insultos como ‘maricón’ o ‘nenaza’ se suelen referir a...», «Si un profesor es gay pero no se le nota...» o «La salida del armario…»
En la «Sopa lésbica» deberán encontrar palabras como «chicazo», «camionera», «marimacho», «machorra» , «virago», «desviada», «Tríbada» , «fricatriz», «bollera» o «tortillera» con el fin de «evidenciar cómo el lenguaje despectivo incide en el prejuicio respecto a la expresión de género y en la patologización para definir el lesbianismo».
«La mochila de género» tiene como objetivo que identifiquen en cada tramo de edad cómo han ido llenando su «mochila del género», ubicando en el eje cronológico palabras que representen lo que han ido aprendiendo en materia de género desde su nacimiento y hasta el presente. Es decir, todo aquello que nos ha enseñado a ser hombres o mujeres, a incorporar la masculinidad o la feminidad.
La guía ha generado una gran polémica ya que muchos consideran que tiene una gran carga ideológica que nada tiene que ver con la LGTBIfobia y que trata de imponer los fundamentos de la teoría «Queer». Esta teoría es un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad humana que sostiene que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales no están esencialmente inscritos en la naturaleza biológica humana, sino que son el resultado de una construcción social, que varía en cada sociedad.