(InfoCatólica) El Pontífice señaló que el evangelio de ayer «presenta dos mensajes fundamentales: la observancia de los mandamientos y la promesa del Espíritu Santo».
Y añadió:
«Jesús vincula el amor por Él a la observancia de los mandamientos, y en esto insiste en su discurso de despedida: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (v. 15); “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama” (v. 21). Jesús nos pide que lo amemos, pero nos explica: este amor no termina en un deseo por Él, o en un sentimiento, no, requiere disponibilidad de seguir su camino, es decir, la voluntad del Padre».
Francisco indicó que es el Espíritu Santo quien ayuda a cumplir la voluntad del Señor:
Para ayudar a los discípulos a recorrer este camino, Jesús promete que rogará al Padre que envíe “otro Paráclito” (v. 16), es decir, un Consolador, un Defensor que tome su lugar y les dé a ellos la inteligencia para escuchar y el valor para observar sus palabras.
Según el Papa, «los mandamientos no se nos dan como una especie de espejo, en el que ver reflejadas nuestras miserias e inconsistencias. No, la Palabra de Dios se nos da como la Palabra de vida, que transforma, que transforma el corazón, la vida, que renueva, que no juzga para condenar, sino que sana y que tiene como fin el perdón. Es la misericordia de Dios así. Una palabra que es luz en nuestros pasos. ¡Y todo esto es obra del Espíritu Santo!»