(ACI Prensa) Todos los años en Cúcuta (Colombia), los fieles peregrinan el 13 de mayo al monumento de Nuestra Señora de Fátima en San Miguel, el barrio que lo custodia desde diciembre de 1949.
Este año, debido al aislamiento preventivo obligatorio decretado por el Gobierno para prevenir más contagios y la propagación del COVID-19, los fieles no pudieron seguir esta tradición y fervor mariano. Por ello, la Diócesis de Cúcuta decidió recorrer las calles llevando la imagen de la Santísima Virgen en una caravana para visitar a sus hijos.
La Diócesis de Cúcuta y su centro de comunicaciones contaron con el apoyo del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cúcuta y la Policía Metropolitana de Cúcuta (MECUC), quienes los acompañaron por las calles del centro de la ciudad y barrios aledaños, iluminando los hogares y comercios con la presencia de Fátima.
Durante el recorrido se rezó el Santo Rosario, que fue escuchado en cada rincón gracias a equipos amplificadores de sonido y a la transmisión del evento en vivo «por los canales y redes sociales oficiales de la Iglesia Particular de Cúcuta».
Muchos hogares mostraron en sus fachadas la bandera mariana y «las familias encendieron velas para saludar a la Virgen… y unirse en oración», señaló la Diócesis de Cúcuta.
«Este momento y signo de esperanza fue animado por los sacerdotes Jesús Alonso Rodríguez Veloza, vicario de la Catedral San José; Luis Jesús García Velazco, vicario de la parroquia San Antonio de Padua (Centro); y Diego Eduardo Fonseca Pineda, director del Centro de Comunicaciones diocesano», añadió.
Finalmente, la Diócesis de Cúcuta recordó las palabras del Papa Francisco por el 13 de mayo, en las que afirma que bajo la protección de la Virgen, «los dolores y las aflicciones de la vida serán más llevaderos». Asimismo, se sumaron a la invitación del Santo Padre de vivir el mes de mayo con una oración diaria «más intensa y fiel».
Durante la pandemia del coronavirus, la Diócesis de Cúcuta «continúa sirviendo la Iglesia de Cristo y sirviendo con amor y caridad las necesidades de los fieles, tanto materiales como espirituales».
El Monumento de Nuestra Señora de Fátima en Cúcuta
El monumento fue construido por el P. Guillermo Santamaría, párroco de San Antonio de Padua a mediados del siglo XX. «La imagen llegó el 3 de diciembre de 1949 de Bogotá y fue inaugurada el 18 de diciembre», señaló Luis Fernando Niño López, doctor en Historia y artes de la Universidad de Granada (España), según la Diócesis de Cúcuta.
«La estatua de la Virgen, de 3 metros, reposa sobre una bola a manera de mundo. La estructura consta de una columna en concreto de 10 metros de alta… Hace 2 años fue remodelada para uso de todos los cucuteños y bienestar de sus vecinos», añadió.
El también presidente de la Academia de Historia de Norte de Santander señaló que este monumento cobra importancia en la ciudad porque muestra la «capacidad que teníamos los habitantes de estas tierras de superar las adversidades».
El historiador explicó que los ciudadanos de Cúcuta presenciaron la muerte por el terremoto de 1875 y la fiebre amarilla de 1886 y «volvimos a resurgir»; afrontaron la guerra de los mil días y el «Sitio de Cúcuta en 1900» y lograron »avanzar hacia la paz»; vivieron el viernes negro de la economía en 1984 y lo resolvieron sin dejarse anonadar y ahora «debemos mostrar una vez más de lo que estamos hechos» frente al coronavirus.
El monumento permite «seguir descubriendo nuestra riqueza espiritual y devota de nuestras creencias» y «la fuerza de la fe que todo lo transforma». Además, hace posible «dar gracias a la Virgen de Fátima por seguir protegiéndonos a los católicos y creyentes», dijo el historiador.
Finalmente, Niño dijo que espera que «este monumento nos siga recordando cuán cerca estamos de su bendición y amor mariano» y que el conmemorarlo «nos debe ayudar a fortalecer nuestro interior para salir avantes en estos momentos de solidaridad y unidad social», refiriéndose a la pandemia del coronavirus.