(CNA/InfoCatólica) En declaraciones a los medios de comunicación, el P. Guerrero Alves dijo que la Santa Sede sabe que va a crecer su déficit debido a la pandemia del coronavirus, pero no está en peligro de declarase en suspensión de pagos.
«Eso no significa que no estemos reconociedo la crisis tal y como es. Ciertamente estamos enfrentando años difíciles», dijo el sacerdote.
De hecho, el Vaticano afronta una difícil situación económica antes de la pandemia del coronavirus. En 2018, la Santa Sede tenía un déficit presupuestario de 70 millones de euros en unpresupuesto de 300 millones de euros.
Parte del déficit presupuestario de 2018 está relacionado con la cancelación de un controvertido préstamo que involucra a un hospital italiano en bancarrota. Pero incluso aparte de ese gasto, los déficits del Vaticano habían hecho saltar las alarmas entre los líderes de la curia y el consejo de cardenals del Papa antes de que la pandemia haya dado paso a una crisis económica global.
Antes de la pandemia, los libros de contabilidad indicaban que los ingresos y los gastos se habían mantenido «constantes» entre 2016 y 2020, con gastos que superaban los ingresos en una media de 60 a 70 millones de euros anuales.
Para la Santa Sede, la crisis del coronavirus ha significado la pérdida de ingresos para los Museos Vaticanos, una importante fuente de ingresos para la labor curial de la Iglesia, junto con el colapso de las inversiones de mercado, la incertidumbre de los ingresos de las inversiones inmobiliarias y la disminución de las contribuciones de la Iglesia en todo el mundo.
El 10 de mayo, el periódico italiano Il Messaggero dio noticia sobre un informe interno del Vaticano que proyecta una reducción de ingresos de al menos 30%, y posiblemente de hasta 80%, en el próximo año fiscal. Esas proyecciones pronostican aumentos sustanciales en el déficit presupuestario anual de la Santa Sede.
Respondiendo a dicha información, Guerrero ofreció cifras diferentes. El sacerdote dijo de las proyecciones internas que «los más optimistas calculan una disminución de ingresos de alrededor del 25%; los más pesimistas, alrededor del 45%».
El sacerdote no explicó la discrepancia entre sus números y los del informe interno, pero aseguró a Vatican.news que «lo mejor que podemos hacer es ser diligentes y transparentes. Dependemos del dinero con el que podamos contar. Haremos un presupuesto base cero para el 2021, empezando por lo esencial para la misión»
El P. Guerrero subrayó que la Santa Sede «no es un negocio», y su «objetivo no es obtener beneficios», sino estar enfocado a la misión.
De acuerdo con Guerrero, el presupuesto operativo de la Santa Sede es «menor que el de una universidad americana promedio».
También dijo que el actual déficit presupuestario «no tiene nada que ver» con una «mala administración» o una «burocracia inmóvil». El sacerdote añadió que la colecta Peter's Pence (dinero que se recibe de donaciones de EE.UU) no se utiliza para controlar el déficit, sino que es una donación destinada a financiar la misión de la Santa Sede, incluyendo la obra de caridad del Papa.
El 45 por ciento del presupuesto de la Santa Sede va a pagar sueldos, pero ni Il Messaggero ni Guerrero plantean la posiblidad de despidos. En su lugar, el informe interno citado por el periódico italiano hablaba de la formación del personal para poder completar más tareas, y mencionaba la necesidad de una amplia revisión del enfoque de la Santa Sede sobre la política de personal, aunque es poco probable que se dé en medio de las circunstancias actuales.
El sacerdote explicó la distribución de los gastos de la Santa Sede, declarando que aproximadamente el 45% se destina a sueldos del personal, el 45% va los gastos generales y administrativos, y el 7,5% es donado.
«Hay un objetivo detrás de estas cifras», dijo el sacerdote. «Detrás del balance hay una misión, el servicio que estos gastos hacen posible. Tal vez necesitemos explicar mejor, contar mejor la historia. Ciertamente necesitamos ser más claros»
Una parte del presupuesto de la Santa Sede, el 15%, 48 millones de euros, se utiliza para el funcionamiento de los medios de comunicación del Vaticano. El diez por ciento va a las nunciaturas, las embajadas del Vaticano en países extranjeros. Otro 10% va a apoyar a las iglesias orientales y otro 8,5% a las iglesias misioneras, según Guerrero. También dijo que el 6% del presupuesto, unos 17 millones, se paga en impuestos a Italia cada año.
Como medidas, indica el sacerdote, «hemos pedido a cada dicasterio y organismo vaticano que haga todo lo posible para reducir los gastos y salvaguardar los servicios esenciales de su misión específica. A un nivel más estructural tendremos que centralizar las inversiones financieras, mejorar la gestión del personal, mejorar la gestión de las adquisiciones. Las directrices para las adquisiciones están a punto de ser aprobadas, lo que sin duda permitirá ahorrar. Trabajamos en constante colaboración con todos los dicasterios, combinando la centralización con la subsidiariedad; la autonomía con los controles y equilibrios; la profesionalidad con la vocación».
Y concluyó afirmando que «no somos una gran potencia. Si hay mucha dificultad en los grandes países europeos, imaginen nosotros. Tenemos que ser humildes. Somos una familia con un pequeño patrimonio y recibimos la generosa ayuda de muchos. Lo conseguiremos con nuestra capacidad de administrar bien, con la ayuda de Dios y de los fieles. Toda la Iglesia se sostiene de esta manera».