(AsiaNews/InfoCatólica) Para ayudar a las personas más afectadas por la pandemia del nuevo coronavirus y a aquellos sectores de la población más vulnerables, los párrocos de Bagdad han decidido donar su salario, el cual se sumará a los 90.000 dólares previamente destinados por el patriarcado caldeo.
La decisión fue tomada al término de un encuentro realizado entre los sacerdotes de la capital iraquí y el primado, el cardenal Louis Rapahel Sako, junto a los auxiliares Mons. Shemon Warduni y Mons. Basilio Yaldo.
Durante el encuentro, el purpurado y los sacerdotes de la capital discutieron acerca de los hechos recientes en la batalla contra la pandemia del COVID-19. El primado caldeo invitó a hacer respetar las medidas de distanciamiento en las iglesias, las directivas sanitarias y el cierre dispuesto por las autoridades para evitar la difusión del nuevo coronavirus.
En ese sentido y hasta nuevo aviso, seguirán suspendidas todas las actividades grupales en las parroquias, como el catecismo y las iniciativas dirigidas a los más jóvenes. La jerarquía de la Iglesia caldea desea reforzar el uso de Internet y de las redes sociales para seguir en contacto con los fieles, como subrayó el cardenal Sako. Se propondrán «programas educativos y religiosos», sin olvidar a los necesitados y las necesidades de la vida cotidiana «de las familias que están pasando situaciones complejas en estas circunstancias difíciles».
Haciendo un llamado a la comunidad cristiana, el patriarca Sako subrayó que «todos los iraquíes, en esta circunstancia histórica y fatídica, deben dejar de lado sus luchas e intereses personales». En este momento, es necesario trabajar «para la recuperación de la unidad y en favor de la solidaridad, para expulsar al enemigo común», que amenaza las vidas, la economía y las relaciones sociales y religiosas, afirma el purpurado.
Al día de hoy, en Irak se registran 1763 casos de coronavirus; las personas fallecidas son 86 y las personas recuperadas, 1224. Fuentes médicas y analistas independientes cuestionan el saldo oficial que ofrecen las autoridades, pero en las últimas semanas, algunos médicos terminaron en la mira de la policía tras denunciar numeros 3 veces mayores a las cifras oficiales.