(Fides/InfoCatólica) El documento, si bien acusa a los militares congoleses, afirma que los responsables principales de la crisis humanitaria en Kivu del norte (al este de la RDC en el confín con Ruanda) y del distrito del Alto Uélé (en el extremo noreste al confín con Uganda y Sudán del Sur), son respectivamente los rebeldes de las FDRL y los del LRA. No obstante las recientes operaciones militares conducidas por los militares congoleses en cooperación con los ejércitos de Ruanda, Uganda y Sudán, con el apoyo de la Misión de las Naciones Unidas en Congo (MONUC), estos dos grupos continúan asesinado, violando y depredando contra las poblaciones de estas áreas.
Human Rights Watch critica con fuerza el modo como han sido conducidas las operaciones militares en el área, “habiendo dado poca protección a los civiles contra los ataques deliberados y brutales de los rebeldes”. El reporte, cita una dirigencia HRW, y afirma que “las operaciones militares de las fuerzas del gobierno del Congo han tenido consecuencias desastrosas con los civiles, quienes ahora se ven atacados por todas partes”.
Confirmación ulterior de la gravedad de la situación es el llamado de monseñor Melchisédech Sikuli Paluku, Obispo de Butembo-Beni, a los fieles de la diócesis a ser solidarios con los propietarios de las 800 casas quemadas en el último mes en diversas localidades en Kivu del norte (Kanyabayonga, Kayna, Kaseghe, Butalongola, Bulotwa, Kimputsi, Kamandi,) por los miembros del FDLR.
En su mensaje, publicado el 26 de junio, Mons. Sikuli Paluku, invitó a los fieles “a sufrir con quienes sufren”. No obstante las dificultades económicas, cada fiel está llamado a ofrecer al menos una aportación simbólica en la propia parroquia para ayudar en la construcción de nuevos techos para aquellos que los han perdido.
El llamado del Obispo de Butembi-Beni ha sido acogido por los fieles que ven en esta iniciativa, no solamente un gesto de solidaridad para quienes son víctimas de la violencia, sino también una forma de resistencia pacífica de las FDLR a los intereses económicos que financian estos grupos, para obligar a la fuga a las poblaciones locales y tener así espacio libre para explotar las inmensas riquezas de esta martirizada región.