(Gaudium Press) La condena emitida por las autoridades vietnamitas a un hombre procedente de Sídney, Chau Van Kham, por supuestas actividades terroristas fue denunciado como una injusticia por el P. Paul Van Chi, Capellán para los vietnamitas en Sídney, Australia. El sacerdote padeció en carne propia la manipulación de este tipo de procesos al haber sido condenado a 4 años de prisión en los años 80 por componer himnos religiosos y ser fiel a su Obispo, lo cual lo convertía a los ojos de los jueces en un enemigo del régimen comunista.
«No podía entender por qué estaba allí, era realmente un infierno», relató el sacerdote al periódico diocesano The Catholic Weekly. El P. Van Chi fue inicialmente condenado a arresto domiciliario, con la esperanza de que apostatara y se uniera al Partido Comunista. Al no tener éxito, fue enviado a reclusión en solitario y después a un campo de reeducación, donde sufrió malnutrición y falta de agua, sin acceso a medicinas, ni siquiera si eran enviadas por sus familias. «Estoy seguro de que es lo mismo hoy», se lamentó el P. Van Chi.
Además de las penalidades propias de su reclusión, el sacerdote fue torturado con falta de sueño, golpizas y presiones psicológicas. El Capellán mantuvo su fe, orando de manera oculta. En algunas oportunidades logró recibir un poco de vino clandestinamente con apariencia de medicamento y hostias ocultas entre bolsas de pan, de forma que excepcionalmente celebró la Eucaristía. «En la prisión no tenía ninguna esperanza de sobrevivir», recordó. «Estaba muy débil, pesaba solo 34 kilos, le dije a Dios: ̏está bien, moriré aquí˝. Creo que morí en la cárcel. Solo Nuestro Señor Jesús y la Virgen María me ayudaron a no morir».
De hecho, el P. Van Chi sufrió una grave crisis de salud en medio de la negación de atención médica. Aunque el personal del hospital tenía prohibido atenderlo, algunos amigos consiguieron que se le realizara la cirugía que necesitaba para sobrevivir. En 1988, el sacerdote consiguió huir del país en un bote con 70 personas que fue rescatado por un barco francés que los llevó a Filipinas. La Arquidiócesis de Sídney ayudó al P. Van Chi a establecerse en Australia.
El sacerdote hizo un llamado en favor de la liberación del ciudadano australiano Chau Van Kham, quien a sus 70 años de edad viajó a Vietnam para encontrarse con miembros de un grupo en favor de la democracia. Fue arrestado por las autoridades que, en lugar de deportarlo, lo procesaron por supuesta conspiración para derrocar el gobierno. La acusación no parecía sólida y fue cambiada por cargos de terrorismo, por los cuales fue condenado a 12 años de prisión. «El Sr. Chau es un muy buen activista por los derechos humanos y la comunidad católica vietnamita aquí también está muy interesada en instar al régimen comunista a respetar los derechos humanos, especialmente la libertad de religión», recordó el Capellán. Las autoridades vietnamitas «siempre presionaron a la Iglesia Católica en Vietnam. Cualquiera que trabaje por la libertad, por la democracia, lo encarcelan».
Con información de Catholic Weekly.