(InfoCatólica) Ninguna condena o proceso penal abierto a ninguno de los 1.670 clérigos que presuntamente son responsables de los 3.677 casos de abuso a menores o personas vulnerables del Informe MHG de la Conferencia Episcopal de Alemania después de año y medio.
En septiembre de 2018, la Conferencia Episcopal alemana publicaba un informe encargado por ella que documentaba un total de 3.677 supuestos casos de abusos sexuales, cometidos por 1.670 sacerdotes católicos desde 1946 hasta 2014.
El informe fue elaborado por la las universidades de Mannheim, Heidelberg y Giessen, de donde toma el nombre de MHG. Según el informe aproximadamente la mitad de las víctimas de esos abusos eran menores de 13 años y en uno de cada seis casos se trató de «alguna forma de violación», según cita la publicación. La mayor parte de los abusados eran de sexo masculino.
El Cardenal Marx dijo que sería «un proceso doloroso», días después afirmó
«Me siento avergonzado cuando miro hacia afuera, viendo a muchos que no quisieron creer lo que sucedió, que trivializaron y no quisieron mirar, y no quisieron escuchar. Me incluyo»
La prensa, instigada en parte por la conducta de la propia Conferencia Episcopal, presentó los casos documentados como si fuesen casos probados, cuando no habían siquiera sido juzgados.
Entonces algunos expertos criticaron la pompa con la que fue presentado el estudio alertando «que un tercio de los cargos detallados ni siquiera correspondían a abusos sexuales, otro tercio remitía a la palabra de una persona contra otra, el 6% de los casos enumerados fueron acusaciones ya rechazadas por la fiscalía. Incluso se enumeraron declaraciones anónimas».
Otros, como el criminólogo alemán Christian Pfeiffer, que fue apartado de la primera fase de elaboración del estudio MHG, dice que todo no ha sido más que un "espectáculo" y pide la renuncia del cardenal Reinhard Marx de la presidencia de la Conferencia Episcopal.
Estudio histórico y prescripciones
Las falsas expectativas, e injusticias manifiestas, generadas por el Cardenal Marx y algunos de los obispos alemanes se deben a que por un lado no es más que un estudio histórico que no tiene por qué tener consecuencias penales, pues no tuvieron en cuenta los plazos de prescripción legal y la correcta tipificación penal.
Esta situación ha generado injusticia, no solo para los acusados, también especialmente para las víctimas pues según el estado actual, difícilmente habrá nuevos procesos penales contra los abusadores.
En Baviera, el segundo mayor estado federal y el de mayor porcentaje católico, la fiscalía no ha presentado un solo caso en año y medio. Casi todas las investigaciones sobre personas sospechosas se detuvieron en las fases iniciales, como lo mostró una encuesta entre los tres fiscales en Munich, Bamberg y Nuremberg . Todavía se están llevando a cabo cuatro investigaciones en Baviera, se han enviado algún caso a fiscales fuera de Baviera. Todos los demás han sido cerrados.
Las diócesis bávaras denunciaron a 321 clérigos del informe ante los fiscales del Estado bávaro. Se identificaron 312 por su nombre, 124 de ellos ya estaban muertos. De los 188 sospechosos sobrevivientes, los expedientes fueron devueltos directamente a las diócesis en 34 casos, porque, según un portavoz del Fiscal General de Munich, «después del primera vista, obviamente no hubo crimen»
No hay comentarios de la Conferencia Episcopal alemana (DBK)
La tan locuaz en otras ocasiones DBK, no ha querido en este caso comentar sobre los resultados de la investigación en Baviera. Tampoco hay casos documentados de denuncias o procesos en otros estados abiertos después de la publicación del Informe MGH. Sin embargo el portavoz de la DBK, Matthias Kopp, rechazó firmemente las acusaciones de Pfeiffer.
La gestión del caso por parte del Cardenal Marx y otros miembros de la Conferencia Episcopal no ha dejado tampoco satisfecho al progresiste «Somos Iglesia», que por boca de su portavoz, Christian Weisner, afirmó que el estudio fue diseñado para "traer solo resultados generalizados con el fin de proteger el anonimato tanto de los perpetradores como de los responsables en ese momento en el liderazgo de la iglesia (...)".
De la misma manera, esta gestión ha contribuido a alimentar que el bombo que se le dio iba más encaminado a forzar la agenda del Cardenal para la abolición del celibato sacerdotal y la introducción de las diaconisas, basta recordar que el propio estudio nombraba ciertos factores de riesgo como el celibato, el celibato de los sacerdotes, y las estructuras de poder en la iglesia y silenciaba que la abrumadora mayoría de los abusos documentados eran homosexuales.