(Abc/InfoCatólica) Las palabras del arzobispo fueron estas:
«Hoy día encontramos que hay parejas homosexuales que forman su familia. No podemos nosotros desconocer esa realidad. Exigen una competencia y preparación particular de parte de los movimientos familiares para acompañar a estas personas, para poder darles misericordia y comprensión».
y:
«No le podemos denigrar, no le podemos acusar simplemente de una situación moralmente irregular, que es cierto, pero no conseguimos nada con eso sino proponiendo que vivan adecuadamente, que se reintegren, que recen, que sean solidarios, que sean sensibles a los pobres y a los necesitados. Así que todo esto nos habla de una variedad de familias en nuestra sociedad globalizante en la que estamos todos inmersos»,
A eso añadió:
«El proyecto de Dios se realiza en estas familias (las familias cristianas, las familias equilibradas, que son el tesoro de la sociedad), pero también el proyecto de Dios se va realizando en las diversas estructuras familiares para que la persona humana pueda sentirse acompañada, pueda sentirse también valorizada. Así que nos corresponde a nosotros esta apertura y esta capacidad de comprensión de estas nuevas situaciones muy difíciles, sin duda, ante las cuales debemos ser solidarios con una postura de misericordia. Hermanos y hermanas, agredezcamos que la Iglesia es familia de familias».
Ante la infomación del diario paraguayo ABC, que tituló «Arzobispo llama a apoyar las familias y también a parejas homosexuales» la noticia de las palabras del prelado, la oficina de prensa de la Conferencia Episcopal Paraguaya aseguró vía WhatsApp que «lo expresado en la homilía fue que hay que acompañar a las parejas homosexuales de forma adecuada». Se apunta además la preocupación por la interpretación errónea de una parte de la homilía.
En otro comunicado, esta vez de la Curia Pastoral de Asunción, que luego desapareció, se agradecía la difusión de las palabras del arzobispo y en el punto 3 se citaba el Catecismo, que indica que «con relación a la condición homosexual de las personas, la Iglesia enseña que deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza» (CIC 2358).