(Asia News) Wang fue arrestado en diciembre del 2018 junto a otros 100 miembros de su comunidad en varias sedes del municipio de Chengdu (Sichuan). TRas casi un año de prisión preventiva, la Corte popular intermedia de Chengdu emitió la condena. El proceso se llevó a cabo el 26 de diciembre pasado. Según varios testigos, el tribunal estuvo rodeado de un cordón policial y en el aula solo estuvieron presentes los abogados de oficio. No se admitió la presencia de ningún miembro de la Iglesia ni parientes del imputado. Además de la condena a nueve años, a Wang se le ha prohibido ejercer sus derechos políticos por tres años y serán confiscados sus bienes personales, que rondan los 50.000 yuanes (cerca de 6.300 euros).
La condena por «subversión» se explica por la personalidad y la acción de Wang Yi, un ex activista democrático de la época de la masacre de Tiananmen, luego convertido al cristianismo y devenido pastor de la Iglesia de la Primera Lluvia. Definido por muchos como el líder «más valiente» de China, Wang Yi ha calificado las nuevas normativas sobre las actividades religiosas como un intrumento para sofocar la libertad religiosa.
Recientemente, Wang Yi había arremetido contra el «culto del César», luego de que las asociaciones patrióticas obligaron a los cristianos a colocar – muchas veces, hasta en los mismos altares – la foto del presidente Xi Jinping.
En cuanto a la acusación de «comercio ilegal», ésta radica en el hecho de que la comunidad imprime libros religiosos y los difunde entre sus miembros y en la sociedad china.
Mientras estuvo detenido, se difundió una carta de Wang Yi dirigida a la comunidad, que él había escrito previendo que sería arrestado. En el texto, él dice estar «lleno de ira y disgusto a causa de la persecución de la iglesia por parte del régimen comunista, y por la maldad que suponer privar a la gente de la libertad de religión y de conciencia». Al mismo tiempo, afirmó que no tienen ninguna intención de cambiar el orden social de China, sino que solo reivindica la libertad de anunciar el Evangelio.
Para Wang, la persecución de los cristianos está empujando a muchos chinos a «perder la confianza en su futuro, llevándolos a un desierto de desilusión espiritual a través del cual llegan a conocer a Jesús».
La persecución de los cristianos, según afirma, «es el mal más diabólico y atroz de la sociedad china». «Todo ello, no sólo es un pecado contra los cristianos – explica –, sino que también es un pecado contra los que no son cristianos. Porque [de esta manera] el gobierno los amenaza de una forma grosera y brutal, impidiéndoles acercarse a Jesús. Y no hay peor maldad en el mundo que esta».
La Iglesia de la Primera Lluvia tiene alrededor de 500 miembros y 300 simpatizantes. A diferencia de muchas Iglesias protestantes subterráneas, sus miembros practican la fe abiertamente: difunden prédicas y estudios online; evangelizan por las calles de la ciudad; tienen un seminario donde estudian los futuros pastores y también una escuela primaria donde asisten 40 niños.