(Gaudium Press) Reportes de una intensa actividad anticatólica oficialista en el segundo semestre de 2019 en China fueron publicados por la revista Bitter Winter. Según publicación especializada, por lo menos 60 lugares de culto católicos fueron clausurados en la Arquidiócesis de Fuzhou, mientras que templos y ermitas en otras regiones fueron demolidos en una campaña que recuerda la persecución religiosa de mediados del siglo XX.
«No podemos hacer nada al respecto. Xi Jinping está siguiendo los pasos de Mao Zedong, es como la Revolución Cultural», se lamentó un sacerdote de la provincia de Henan tras la demolición final de un altar mariano en la cima de una montaña. Esta demolición puso punto final a una muy prolongada lucha de las autoridades contra un centro de peregrinaciones que pasó por la demolición de un templo, la prohibición de grupos de más de 300 personas en el lugar y las amenazas del empleo de explosivos para arrasar el lugar. El pasado 01 de noviembre, los creyentes tuvieron que conformarse con congregarse a orar a los pies de la colina al no poder avanzar al lugar donde se levantaba el último monumento a la Madre de Dios.
En la Arquidiócesis de Fuzhou, los sacerdotes de la ciudad de Fuqing son víctimas de un fuerte hostigamiento por su negativa a registrarse como miembros de la oficialista Asociación Patriótica. En el mes de noviembre, autoridades reportaron al Seminario de Chengtu que era considerado como una «organización ilegal», por cuanto se suspendió el servicio de agua y electricidad, expulsaron a todos los miembros e instalaron una cámara de vigilancia para certificar que no regresaran a habitar el Seminario.
El día 02 de noviembre, un lugar de culto católico tuvo el mismo destino en el subdistrito de Honglu, seguido por un templo católico en Beilin. También fue clausurado otro lugar de culto en Chengtu y un templo católico en Longtian fue cerrado con una particular advertencia de las autoridades. Los oficiales locales informaron a los creyentes que los ciudadanos chinos no tenían permitido «creer en la religión del Vaticano» debido que no habrían recibido esa libertad por parte del gobierno. Tras esa información, se advirtió que los creyentes que insistieran en congregarse serían arrestados.
Los hechos se repiten en otras locaciones y los sacerdotes son presionados para asistir a sesiones de adoctrinamiento y unirse a la oficialista Asociación Patriótica, bajo amenaza de ser clasificados como líderes de una organización heterodoxa. «El partido comunista es ateo. ¿Está calificado para liderar a los católicos?», cuestionó un sacerdote local que decidió continuar sirviendo de manera clandestina, según reportó Bitter Winter. «Es como luchar en una guerra de guerrillas con el Partido Comunista».
Con información de Bitter Winter.