(AsiaNews) Los cristianos de Gaza no podrán visitar ciudades-símbolo de la Tierra Santa, como Belén y Jerusalén, para participar en las celebraciones programadas durante las inminentes festividades de Navidad y Año Nuevo. Así lo establecieron las autoridades judías el pasado jueves, en base a una medida que permite a los fieles de la Franja viajar al exterior, pero no así dirigirse a los lugares sagrados de Israel y de los Territorios ocupados en Cisjordania.
Un vocero del ejército israelí que se ocupa de las relaciones con los palestinos confirma que los cristianos de Gaza sí podrán viajar al exterior, pero no visitar los lugares sagrados dentro de su territorio y en Cisjordania. La decisión confirma las medidas restrictivas aplicadas sobre los habitantes de la Franja, controlada por Hamas y en el pasado reciente, escenario de una nueva escalada de violencia.
La fuente militar israelí agrega que «por cuestiones de seguridad», los habitantes de Gaza podrán expatriarse a través del paso fronterizo israelí de Allenby Bridge (para dirigirse a Cisjordania), pero no podrán visitar las ciudades santas del país.
En más de una oportunidad, la Franja de Gaza ha sido definida como la prisión a cielo abierto más grande del mundo: en su interior, 2 millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza, con niveles de desocupación y pobreza que llegan al 60% y al 80% respectivamente. Lo mismo vale para las familias cristianas, que suman cerca de 300 en toda la Franja (1.000 personas en total), de las cuales el 34% carece de toda fuente de ingresos.
El año pasado, las autoridades israelíes habían otorgado un permiso a 700 cristianos de la Franja para poder viajar a algunas localidades, entre ellas, Jerusalén, Belén y Nazaret. Gisha, un grupo activista israelí, subraya que la veda confirma una vez más las «crecientes restricciones a los accesos» entre los 2 sectores del territorio palestino - Cisjordania y Gaza - en el marco de un «recrudecimiento» de la «Política de separación».
Mientras se aguarda la visita del administrador apostólico del Patriarcado de Jerusalén de los Latinos, Mons. Pierbattista Pizzaballa, entre los cristianos se propaga la desilusión y la consternación ante la veda. Una mujer confiesa que espera que esta decisión no sea definitiva, para poder visitar a su familia en Ramallah. «Cada año, rezo para que me den el permiso - subraya Randa El-Amash, de 50 años - y así poder celebrar la Navidad con mi familia». Pasar las fiestas en Jerusalén y Belén «es fuente de la mayor alegría».
Algunos líderes cristianos de Tierra Santa han condenado la decisión del Estado judío y anuncian que apelarán la medida ante las autoridades israelíes para que vuelvan sobre sus pasos.