(AsiaNews/InfoCatólica) - En los días pasados el protoierej Dmitrij Smirnov, jefe de la Comisión para la Familia del patriarcado de Moscú, declaró la prioridad de la «defensa de los derechos del embrión» como un derecho fundamental de la persona, más allá de todos los prejuicios: «la mayor parte de las personas piensa que nosotros somos fanáticos religiosos, oscurantistas, que estamos contra el progreso...mientras que el hecho es que el embrión no es un huevo cigoto, es una persona, del cual puede nacer un Suvorov o un Musorgskij, o quizás un simple hombre bueno, pero ninguno nos quiere escuchar». Smirnov reclama a la necesidad de encontrar una solución legislativa equilibrada, que pueda reportar a la concordia sobre este tema.
El problema de la maternidad subrogada (en ruso abreviada en EKO) está de hecho en el centro de animadas discusiones en la sociedad rusa desde hace varias semanas. El especialista patriarcal de este tema el hieromonje Dimitri (Pershin) insiste sobre el hecho que la tecnología del EKO presupone la supresión de los embriones y la maternidad subrogada lleva a la madre y al niño a desórdenes psicológicos. También el portavoz de la Conferencia episcopal católica rusa, Mons. Igor Kovalevskij, declaró que esta vía a la maternidad es un «sistema de prostitución habitual».
La discusión se animó particularmente cuando un popular periodista televisivo, Dmitrij Kiselev, afirmó durante el programa «Noticias de la semana» del 8 de diciembre, en el primer canal Rusia 1, que la Iglesia ortodoxa podría volver a ver su posición sobre la cuestión, poniéndose en discusión con toda la sociedad para «llegar a la definición de una norma moral común, con la contribución de la Iglesia». Las respuestas de los representantes del patriarcado recuerdan que «la preservación de la especie es una dimensión de la cercanía con Dios, no una compra en el supermercado» y en lo que se refiere al nacimiento de los hijos sea una cosa buena, «esto no puede justificar el uso de cualquier medio para su realización».
Según los datos del director del Instituto de medicina reproductiva FGBU, el embarazo con la ayuda de las técnicas EKO en Rusia sucede en el 35% de los casos y 80% de los niños concebidos en este modo viene felizmente a la luz. Las técnicas EKO se difundieron en Rusia sobre todo en 2016, cuando se destinaron fondos especiales en el proyecto nacional «Demografía». La vice-Premier, Tatiana Golikova declaró el año pasado que más de 250 mil niños podrán nacer en Rusia en los próximos 6 años justamente gracias al EKO, que hoy es considerado como el mejor remedio a la esterilidad. La práctica ya está difundida en todo el país, donde nacen 25-30 niños por año con maternidad subrogada.
Más allá de las declaraciones oficiales, en la Iglesia rusa se expresan opiniones de variada orientación, también bastante posibilistas acerca de una apertura parcial a la maternidad subrogada. El sacerdote Roman Tarabrin, miembro de la Comisión teológica del patriarcado y docente de ciencias humanitarias en la facultad de medicina de la Universidad de Moscú, explicó en una entrevista a Pravmir la necesidad de una confrontación entre la bioética laica y aquella cristiana, involucrando al «tercer interlocutor», o sea la entera sociedad civil.
«La mayoría de nuestros conciudadanos aprueba las prácticas de maternidad subrogada, pero la Iglesia no puede seguir los intereses inmediatos de la sociedad; en el documento sobre la Doctrina Social aprobado por el Sínodo del 2000, se dice claramente que se trata de una práctica inaceptable». Por otro lado, continúa el P. Román, «se necesita distinguir entre la maternidad altruista y la comercial, también en las medidas legislativas; la primera está prohibida casi en todos lados, mientras que en Rusia son aceptadas ambas». Actualmente la Iglesia está comprometida en una seria reflexión sobre el argumento y está preparando un especial documento, entre los cuales las varias tecnología EKO serán evidenciadas aquella aceptables moralmente; sobre todo será defendida «la sacralidad de las relaciones conyugales, condenando toda interferencia por partes externas comprendida la madre subrogada».