(AsiaNews) En el Estado indio de Jharkhand, las «Hermanas de Madre Teresa están siendo atacadas por las autoridades, que no quieren que la Iglesia Católica trabaje por los necesitados. Pero seguiremos sirviendo a los pobres sin temor». Lo afirma Theodore Mascarenhas, obispo auxiliar de Ranchi y exsecretario general de la Conferencia Episcopal de la India (Cbci).
El obispo denuncia que la policía ha registrado casos falsos de adopciones ilegales con la connivencia de la comisión estatal que se ocupa de las prácticas de adopción. «A algunos no les gusta -se queja- que trabajemos para los pobres. Nos acusan de conversiones forzadas, pero es falso. Tienen miedo de la Iglesia porque tiene un lugar en el corazón de la gente».
Las misioneras de la Caridad terminaron bajo la lupa de las autoridades estatales el año pasado, cuando el Nirmal Hriday (corazón puro), un orfanato de las religiosas, fue involucrado en un caso de supuesta venta de menores por 2 empleados. Sor Concilia Baxla, que dirigía el centro, también terminó en prisión. Aunque no se han presentado cargos formales contra ella, las autoridades indias la tuvieron presa durante 15 meses y la han puesto en libertad bajo fianza en septiembre de este año. Mientras tanto, el gobierno nacionalista hindú ha investigado todos los orfanatos.
Mons. Mascarenhas ha denunciado una política persecutoria hacia las monjas:
«Después de la liberación de Sor Concilia, se han presentado otras 2 denuncias. La primera el 22 de octubre, la segunda el 18 de noviembre. En el primer caso, se acusa a las hermanas de haber entregado en adopción al hijo de una menor abusada que había recurrido a su institución a través de las Hermanas Ursulinas de Khunti en 2013. En ese momento, la niña dio a luz en el Hospital Sadar de Ranchi; luego, el Comité de Bienestar Infantil (Cwc) de Ranchi, que administra los archivos, dio su consentimiento para la adopción del niño, porque la niña había decidido abandonarlo. Las misioneras, que seguían activas en el campo de la adopción, después de la suspensión del 2015, se encargaron de encontrar a la pareja paterna. Ahora la madre biológica, instigada por la Cwc, denuncia que las hermanas no tenían permiso para dar en adopción al niño».
La segunda queja, continúa el prelado, «se refiere a un caso similar al primero. El caso se remonta al 2016, cuando una madre soltera, abandonada por su novio, se dirigió a las ursulinas de Dumka porque quería abortar. Las hermanas, opuestas al aborto, propusieron a la mujer completar el embarazo con el cuidado de las monjas locales de la Madre Teresa. Después, la mujer embarazada fue al Nirmal Hriday de Ranchi y dio a luz en el Hospital Sadar, porque en los otros distritos no hay hospitales especializados. El niño fue dado en adopción por el Cwc, porque las misioneras habían suspendido las prácticas. Ahora la mujer ha vuelto y ha denunciado el orfanato. Finalmente, el 20 de noviembre, después de esa denuncia, 30 policías irrumpieron donde las monjas de Dumka y registraron la casa durante 3 horas».
En la India, explica, existe una «legislación estricta que impone la obligación de informar si la madre embarazada es menor de edad. Se culpa a las monjas de no haber denunciado la edad de las niñas, pero no era su trabajo. El hospital y el CWC tuvieron que ocuparse de ello. Por esta razón, pedimos que se investiguen estos 2 organismos estatales».
Otras fuentes católicas del Jharkhand y de los Estados indios vecinos confirman un clima de discriminación contra las misioneras: «Las hermanas son perseguidas porque son un símbolo de la caridad de la Iglesia en la India. Las autoridades no quieren que los cristianos trabajen por los pobres». Mons. Mascarenhas cuenta: «No son sólo las monjas de Madre Teresa las que están siendo atacadas. Los jesuitas están siendo investigados en 2 procesos, además también las monjas ursulinas. Nos atacan porque las hermanas se ocupan de personas que son descartadas en la sociedad, los moribundos y los que sufren. Quieren retratarnos como ladrones, vendedores de niños. Saben que, si nos atacan físicamente, nos hacemos más fuertes. Además, es más fácil atacarnos moralmente. Quieren que perdamos credibilidad, pero somos fuertes en la fe. Avanzamos en nuestro servicio de amor a los pobres. Es el Señor quien nos ha dado esta tarea».
(A.C.F.)