(InfoCatolica) Miguel Núñez no eligió día y hora, ni murió delante de una cámara. Los lectores que el domingo 7 de junio leyeron el reportaje "La muerte digna de una vida digna", publicado en El País Semanal, podrían haber llegado a la conclusión de que a Miguel Núñez se le había practicado la eutanasia. El reportaje afirmaba que se le inyectó una sustancia que le causó la muerte y que la cámara estaba allí cuando eso ocurrió, lo cual estaría en perfecta sintonía con el pensamiento de Miguel Núñez, miembro de la asociación Derecho a Morir Dignamente, que propugna la despenalización de la eutanasia.
Pero los hechos no ocurrieron como se ha contado. Familiares y amigos de Núñez se pusieron en contacto con la Defensora del lector del periódico para advertir que el reportaje contenía datos "sorprendentes e inexactos" que podría causar un grave perjuicio moral y material e incluso responsabilidades legales.
El reportaje, firmado por Rocío García, se basaba en un único testimonio, el de Albert Solé, que ha estado filmando los últimos meses de la vida de Miguel Núñez para un documental titulado "Al final de la escapada" que se presentará en otoño. Solé, hijo de Jordi Solé Tura, es autor del documental "Bucarest: la memoria perdida", que fue galardonado con un Goya en la última edición de los premios de la Academia de Cine. En el mismo se muestra cómo el alzhéimer hace estragos en la mente de quien fue uno de los redactores de la Constitución y ministro de Cultura. El documental sobre Miguel Núñez pertenece a la misma línea.