(Agencias/InfoCatólica) El tribunal ha atendido a la demanda planteada por Sarah Ewart, de 29 años, después de que las autoridades norirlandesas se negaran a que abortara al no darse la única condición por la que se permite el aborto en Irlanda del Norte: peligro grave para la salud o la vida de la madre. En 2013, los médicos le comunicaron que el feto no sobreviviría fuera del útero. Ewart tuvo que viajar hasta Londres para poder acabar con la vida de su hijo antes de nacer.
«Se vio afectada por la legislación actual y tuvo que viajar para que se le practicara un aborto en condiciones desesperadas», señaló la magistrada Siobhan Keegan, encargada de leer la sentencia, aunque no se especificia bien en qué consistieron esas condiciones, más allá del hecho de que la mujer tuvo que pagarse el viaje y la intervención.
Ewart ha liderado una campaña para tratar de que se cambie la legislación y que su caso sirva como ejemplo. El tribunal ha estimado que debe impedirse que otras mujeres pasen por el mismo «trauma y dolor» por el que tuvo que pasar Ewart.
La sentencia llega después de la polémica surgida por la imposición de una ley abortista a Irlanda del Norte por parte del parlamento británico de Westminster, lo cual ha sido posible debido a la suspensión de la autonomía de la región ante la falta de un acuerdo para formar gobierno.