(InfoCatólica) El Nuncio Eterović recordó a los obispos alemanes que la última vez que un pontífice reinante se encargó de escribir al pueblo alemán, fue con Pío XI en 1937, por medio de su carta encíclica Mit Brennender Sorge, sobre la Iglesia y el III Reich alemán:
«La carta del Santo Padre merece especial atención. De hecho, es la primera vez desde la encíclica de Pío XI, Mit brennender sorge, que un Papa dedica una carta dedicada a los miembros de la Iglesia Católica en Alemania... La diferencia entre los dos documentos es grande, porque la encíclica del 14 de marzo de 1937 denunciaba las intervenciones inadmisibles del régimen nacionalsocialista en los asuntos de la Iglesia Católica, mientras que la carta actual aborda cuestiones propias de la Iglesia»
Y añadió:
«Damos gracias a Dios porque las relaciones entre la Iglesia y la República Federal de Alemania son muy buenas y, por lo tanto, no es necesaria la intervención de la Santa Sede»
Mons. Eterović recordó las recientes palabras del papa Francisco en el sentido de que un sínodo, sea lo que sea, «no es un parlamento», y los asuntos que pertenecen al patrimonio común de la fe nunca pueden estar en juego, ni los asuntos que afectan al patrimonio común de todos los fieles cristianos están sujetos a discusiones particulares aptas para producir algún tipo de paz por separado.
El Nuncio quiso además recordar las palabras del teólogo luterano alemán Dietrich Bonhoeffer, ejecutado por el régimen nazi, quien en 1937 escribió que «la gracia barata es el enemigo mortal de nuestra Iglesia. Nuestra lucha hoy es por la gracia que cuesta».
Discurso de Woelki
Por su parte, el cardenal Rainer Maria Woelki centró su discurso en la mencionada carta del papa Francisco a la Iglesia en Alemania. El purpurado destacó el llamamiento del Pontífice a poner énfasis en la primacía de la evangelización. Una evangelización que debe empezar por la propia Iglesia –autoevangelización, dijo el cardenal–, para que así ella pueda presentar el evangelio al resto de la sociedad.
El cardenal citó al papa emérito:
«Joseph Ratzinger lo expresó una vez de esta manera en un artículo: "Evangelizar significa hacer que las personas conozcan a Jesús, [...] significa llevar a las personas a la comunión con Él, a la comunidad de discípulos que, como Iglesia, está en camino con Él"»
Y añadió:
«Por lo tanto, todas nuestras acciones deben tener como referencia a Cristo. La "primacía de la evangelización" que el Papa Francisco quiere escribir en nuestros corazones es cristocéntrica, sabiendo que el Señor siempre está en unidad con el Padre y el Espíritu Santo. Este es el signo indispensable para nuestro Camino sinodal, el que tiene que correr como un hilo a través de Él, para que pueda dar frutos verdaderos. La carta del Papa no deja dudas al respecto».
El purpurado advirtió, sin embargo, que hasta ahora el Camino sinodal conlleva el gran riesgo de cambios estructurales fundamentales y se tocan elementos centrales de la doctrina y la constitución de la Iglesia. Y dijo
«En mi opinión, el papa Francisco nos recuerda inequívocamente dos aspectos cruciales de la constitución eclesiástica que son indispensables para nuestro Camino sinodal. Por un lado, es importante permitir la amplia participación de creyentes de todas las áreas de la vida eclesial que supongan una cierta representación del Pueblo de Dios. Por el bautismo y la confirmación reciben el don de lo alto para aconsejar sobre aquellos asuntos que se colocan en el centro del Camino sinodal. Por otro lado, el Papa Francisco enfatiza nuestro oficio episcopal de enseñanza y liderazgo universal, que debe convertirse en la base vinculante para las "decisiones maduras"»
El cardenal recordó a sus colegas de episcopado que el Papa subrayó que las Iglesias locales deben compartir la misma fe con el resto de la Iglesia:
«El Papa Francisco nos recuerda que la fe de las Iglesias particulares siempre está ubicada en la fe de toda la Iglesia. A la larga, no puede y no debe haber diferentes maneras de tratat cuestiones fundamentales de fe y moral que no solo pondrían en peligro, sino que posiblemente violarían, el alto bien de la unidad que profesamos en el Credo como un atributo de la Iglesia. Los contenidos de la fe, que pertenecen a la existencia inmutable de la doctrina de la iglesia, no pueden y, por lo tanto, no deben ponerse a disposición de una asamblea sinodal. No debe transmitirse la impresión de que se trata de un voto cuasi parlamentario sobre la fe....
La carta del Papa advierte contra esto, tal como el propio Francisco hizo recientemente al recibir a los obispos grecocatólicos de Ucrania, diciendo que un sínodo de la iglesia no tiene como objetivo lograr un acuerdo como en la política»
A ello añadió:
«No es casualidad que el Santo Padre advierta contra una tendencia que me parece típica de Alemania, "esa antigua y siempre nueva tentación de los promotores del gnosticismo que, queriendo hacerse un nombre proprio y expandir su doctrina y fama, buscaban decir algo siempre nuevo y distinto de lo que la Palabra de Dios les regalaba". Y el Papa Francisco se vuelve aún más claro, avirtiendo contra "el que se adelanta, el avanzado" (2 Jn 9), y pretende ir más allá del nosotros eclesial que preserva de los excesos que atentan contra la comunidad.
En pocas palabras, el Santo Padre desaconseja firmemente los disparos apresurados (ndr: decisiones precipitadas) y, en cambio, exhorta a que los procesos de reforma sean cuidadosos».
Tras dar su parecer sobre cómo debe conducirse la asamblea sinodal para no atentar contra la constitución dogmática de la Iglesia, el cardenal concluyó su discurso con la siguiente admonición:
«El Papa Francisco señala que el "Sensus Ecclesiae" debe cumplirse en el camino sinodal para no caer en particularismos. La insistencia del Papa de que el pueblo de Dios en Alemania debe permanecer en unidad con la Iglesia universal deja en claro cuán gran riesgo de división conlleva el Camino sinodal en su contenido actual y en su orientación formal.
¡Tomemos al Papa realmente en serio! Nos recuerda una vez más nuestro don y misión, que es llevar la alegría del evangelio al mundo. Esto presupone una visión sobria del papel de la Iglesia Católica en Alemania ante la crisis de fe imperante, que, sin embargo, no debe creerse el ombligo del mundo. No necesitamos un activismo agitado, sino la serenidad de todos los que están totalmente comprometidos con Cristo. Es crucial que la Iglesia en Alemania muestre con palabras y hechos lo hermoso que es vivir en la presencia del Señor, saber que Él nos acompaña y nos rodea: "Porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza" (Neh 10)».