(ACN) «Es un paso importante para que en el futuro se escuche más la voz de los cristianos perseguidos», afirma Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo internacional de ACN. «Estamos muy satisfechos. Lo esperábamos desde hacía mucho tiempo».
El pasado mes de mayo, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la correspondiente resolución, a propuesta de Polonia y con el apoyo de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Egipto, Irak, Jordania, Nigeria y Pakistán. Una de las principales impulsoras ha sido la abogada y escritora Ewelina Ochab, especialista en la situación de las minorías religiosas en Oriente Medio. Ochab ha reconocido que «fue un proceso largo con muchos participantes, pero ACN ha sido una de mis inspiraciones».
Según datos del Informe Libertad Religiosa en el Mundo, editado por ACN, el 61% de la población mundial vive en países donde no hay libertad religiosa, se discrimina y persigue a causa de la religión. Ewelina Ochab afirma que el reconocimiento de este día internacional tiene el objetivo de «recordar a las víctimas y supervivientes de la persecución religiosa. Tener una fecha señalada es importante para no olvidar nuestros compromisos, pero no es una meta en sí misma, sino el inicio de una larga campaña para prevenir que no haya más víctimas en el futuro».
«Si bien todas las comunidades religiosas sufren regularmente agresiones, los informes internacionales sobre la libertad religiosa confirman desafortunadamente que los cristianos son los más perseguidos», ha querido señalar Heine-Geldern. Tan solo en los últimos cinco años se han dado dos casos de genocidio de minorías religiosas: En Irak y en Siria las tropas del Daesh (Estado Islámico) atacaron a cristianos y otros grupos religiosos y en Myanmar, lo hicieron con la minoría musulmana de los rohinyá. Además se están produciendo atrocidades sistemáticamente organizadas, de las que especialmente son víctimas los cristianos en África, expone Heine-Geldern.
El Presidente internacional de ACN considera que el nuevo día internacional, si bien solo es un primer paso, «el 22 de agosto no puede ser un fin en sí mismo, sino que debe iniciar un proceso que lleve a las comunidad internacional a un plan de acción coordinado para poner fin a la persecución religiosa y prevenirla en el futuro. En realidad, es deber de las Naciones Unidas, de los gobiernos y los actores políticos hacer cumplir el derecho humano a la libertad religiosa. A este día simbólico ahora le deben seguir acciones concretas».
Un instrumento necesario es, entre otras cosas, el establecimiento de una plataforma de la ONU para promover el intercambio con representantes de los grupos religiosos perseguidos. Además, las Naciones Unidas deben trabajar para crear un Tribunal internacional que se ocupe de la cuestión de la impunidad de los actos de violencia basados en la religión cometidos por grupos como Boko Haram, Al-Shabaab o el EI.
Solo durante el año pasado, ACN financió más de 5.000 proyectos en 139 países de todo el mundo con más de 100 millones de euros para ayudar a los cristianos necesitados y perseguidos por su fe.