(Crux/AP/InfoCatólica) El matrimonio, residente Mansfield, ha presentado una demanda en la que solicitan un millón de dólares por daños tras la actuación de la escuela a donde acudía la menor y del Departamento de Niños y Familias del estado.
Los nombres de los padres no han sido revelados porque un juez les permite usar seudónimos para evitar precisamente la identificación de la joven. También está previsto que la vista pública sea a puerta cerrada.
La niña asistía al. Smith High School y tuvo pensamientos suicidas en el otoño de 2017. Entonces aseguró a un consejero psicológico del centro escolar que sus padres le gritaban y que su padre la presionó porque su sexualidad estaba en conflicto con sus creencias religiosas. La joven admitió luego admitió que esas acusaciones eran falsas.
La escuela informó a los servicios sociales estatales, que tomaron la decisión de sacar a la niña del hogar familiar y trasladarla a casa de un entrenador deportivo de la escuela. Los padres aseguran que un trabajador social les hostigó repetidamente sobre sus creencias religiosas y les dijo que necesitaban «evolucionar respecto a su religión» e «ir con los tiempos».
La demanda se produce porque una vez que se descubrió que las acusaciones no tenían fundamento, la menor permaneció con el entrenador en lugar de regresar a su hogar, dicen los padres. Estos habían declarado al trabajador social que solo habían intentado corregir a su hija por consumir drogas y alcohol y no por su sexualidad.
La demanda alega que los funcionarios «participaron en una campaña incansable para socavar y sabotear (sus) derechos parentales», mantenerlos alejados de su hija y destruir su relación con ella.
Los padres aseguran que las acciones de los funcionarios llevaron a su hija a «abandonar por completo a su familia».