(ACI/InfoCatólica) El Papa Emérito Benedicto XVI recibió en audiencia privada y dio su bendición a Mons. Livio Melina, reconocido profesor recientemente cesado del Pontificio Instituto Juan Pablo II, en una decisión que ha generado polémica en el mundo académico.
Según conoció la agencia ACI, Benedicto XVI recibió el 1 de agosto a Mons. Melina en audiencia privada, en la que conversaron sobre los recientes acontecimientos del Pontificio Instituto Juan Pablo II. Luego le dio su bendición, le expresó su solidaridad personal y le aseguró su cercanía en la oración.
Fundado en 1981 por San Juan Pablo II, el instituto surgió como un espacio para la formación científica en familia, matrimonio y vida.
Mons. Melina fue el primero en obtener un doctorado en el Pontificio Instituto Juan Pablo II, en 1985, y llegó a presidirlo durante varios años.
En septiembre de 2017, el Papa Francisco refundó el Pontificio Instituto Juan Pablo II, en base a la necesidad de «una renovada conciencia del evangelio de la familia y de los nuevos desafíos pastorales a los que la comunidad cristiana está llamada a responder».
«El cambio antropológico-cultural, que influencia hoy todos los aspectos de la vida y requiere un enfoque analítico y diversificado, no nos consiente limitarnos a prácticas de la pastoral y de la misión que reflexionen sobre formas o modelos del pasado», dijo el Santo Padre en esa ocasión.
Actualmente el Gran Canciller del Pontificio Instituto Juan Pablo II es el Arzobispo Vincenzo Paglia, también presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
Recientemente, un grupo de más de 150 alumnos del instituto hicieron pública una carta crítica a diversos cambios realizados, entre ellos los nuevos estatutos, la separación de Mons. Melina y la supresión de la cátedra de Teología Moral Fundamental.
Además, los alumnos criticaron lo que consideran una excesiva concentración de poder en manos de Mons. Paglia.
Mons. Melina y el P. José Noriega no volverán a enseñar en el Instituto Juan Pablo II el próximo año. Técnicamente, y debido a que todos los profesores recibirán nuevos contratos bajo los nuevos estatutos del Instituto, ambos no serán despedidos sino que simplemente no se les renovará el contrato. Es posible que puedan seguir trabajando con los alumnos completando disertaciones bajo su dirección.
El 29 de julio, el Pontificio Instituto Juan Pablo II publicó una respuesta a las críticas de los alumnos, asegurando que es «falsa» la información sobre «una centralización del poder» en manos de Mons. Paglia.
Sin embargo, un profesor del instituto consultado por la agencia ACI dijo que el Gran Canciller hace uso de un complejo sistema de normas para controlar todos los nombramientos de docentes sin ningún contrapeso académico.
Por su parte, el vicepresidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II, P. José Granados, advirtió recientemente que sus nuevos estatutos y el cambio del profesorado y despidos son «un peligro para mantener la herencia de San Juan Pablo II».
Benedicto XVI, el Pontificio Instituto Juan Pablo II y Mons. Livio Melina
En comunicación con la agencia ACI, el P. Juan José Pérez-Soba, director del área de investigación del Pontificio Instituto Juan Pablo II, destacó la profunda relación entre Benedicto XVI y la fundación de su predecesor en el pontificado, así como con el cesado Mons. Livio Melina.
«Joseph Ratzinger ha seguido siempre de cerca el trabajo de Mons. Melina en la cátedra de Teología Moral Fundamental», dijo. «En una carta del 30 de junio de 1998, el entonces Cardenal Ratzinger se alegraba de que se constituyese junto a esta cátedra el ‘Área de investigación sobre la teología moral fundamental’».
«Ratzinger valoraba muy positivamente el programa del Área», recordó.
El P. Pérez-Soba indicó que años más tarde, en enero de 2003, «Ratzinger escribe a Mons. (Rino) Fisichella, entonces Presidente del Instituto Juan Pablo II, aceptando participar en un congreso por el décimo aniversario de Veritatis Splendor, organizado por la mismo Área de investigación en teología moral fundamental».
En esa misiva, el hoy Papa Emérito Benedicto XVI manifestó su gratitud por el trabajo del Área de investigación en teología moral fundamental, y destacó que se trata de un área «decisiva para la vida de la Iglesia».
Para el P. Pérez-Soba, «a la luz de esta importancia que Ratzinger daba a la moral fundamental en el Instituto cobra nueva luz la supresión de la cátedra de Moral Fundamental y el despido de Livio Melina».
«Este movimiento aparece ahora como búsqueda de cambiar el paradigma de la moral. Se quiere desechar la moral objetiva, que afirma la verdad sobre el bien al que el hombre está llamado, siguiendo Veritatis Splendor. Y se pretende abrir un proceso de revisión de toda la moral sexual desde el subjetivismo, comenzando por Humanae Vitae», advirtió.
«Ya como Papa Benedicto XVI, Ratzinger dirigió una carta a Mons. Melina precisamente en el 40 aniversario de Humanae Vitae, para reafirmar la enseñanza de la Encíclica. Allí relaciona la enseñanza de Pablo VI con el don de sí total que se hacen entre sí los esposos. Solo un amor fecundo y abierto a la transmisión de la vida es un amor total, donde los esposos se hacen mutuamente el don de poder ser padres o madres».
El profesor del Pontificio Instituto Juan Pablo II recordó luego que «mientras Mons. Melina era Presidente, Benedicto recibió varias veces en audiencia al Instituto. La primera de ellas, en el XXV aniversario de la fundación».
«En su discurso, el Papa señala dos rasgos claves de la misión del Instituto: primero, enseñar cómo el matrimonio y la familia pertenecen al núcleo de la verdad sobre el hombre y su destino. Y, segundo, mostrar que la revelación de Cristo asume e ilumina la profundidad de la experiencia humana. El número enorme de familias que, habiendo estudiado en el Instituto, acudió a esta audiencia, era muestra de una gran fecundidad pastoral en la enseñanza del Juan Pablo II».
Otra audiencia importante de Benedicto XVI al Pontificio Instituto Juan Pablo II, señaló, fue la del 5 de abril de 2008, en el marco de un congreso titulado «Aceite en las heridas», sobre las personas dañadas por la experiencia del divorcio y del aborto.
«Se muestra así que es falsa la idea de un Instituto Juan Pablo II preocupado solo por una doctrina rígida e insensible a los problemas concretos de las familias. El Papa elogia la imagen del Buen Samaritano usada en el congreso para iluminar el dolor de muchos hombres de hoy que se encuentran heridos y desnudos al borde del camino. Benedicto invita al Instituto a seguir ahondando en su misión de llevar la misericordia de Jesús a los hombres, enseñándoles los caminos hacia el amor verdadero», dijo.
Finalmente, el P. Pérez-Soba recordó el discurso con ocasión del XXX aniversario del Pontificio Instituto Juan Pablo II, realizado el 13 de mayo de 2011. «Lo dedicó Benedicto a la teología del cuerpo, que el Instituto recibió de Juan Pablo II como herencia viva para custodiar y promover. Benedicto habló de la familia como el lugar donde se juntan la teología del cuerpo y la teología del amor», señaló.