(AsiaNews) Para sensibilizar contra la ola de homicidios que se bate sobre agricultores y activistas por los derechos humanos -y que hasta ahora, siguen sin resolverse-, los católicos de Negros Occidental (en la región de las Visayas Occidentales, en el centro del archipiélago filipino) han lanzado una campaña de protesta. Según informa el portal de la Conferencia Episcopal CBCPNews, el obispo de San Carlos, Mons. Gerardo Alminaza, anuncia que, a partir del 28 de julio, a las 8 de la mañana se tocarán campanas en las parroquias, misiones y casas del clero, «hasta que cesen los asesinatos».
La campaña de protesta promovida por la Iglesia local se inscribe en un contexto de violencia marcado por un largo reguero de sangre que parece no tener fin. Las fuentes locales informan que en los últimos 3 días, en el marco de varios tiroteos sucedidos en distintos puntos de la provincia, habrían muerto cuando menos siete personas.
«Dejemos que el sonido de las campanas -subraya Mons. Alminaza, haciendo un llamamiento pastoral- nos recuerde que estos asesinatos no tienen sentido y son inhumanos». «Dejemos que el sonido de las campanas de la iglesia -prosigue el prelado - nos reclame a un oración comunitaria, roguemos a Dios que toque el corazón de los autores de los homicidios e invitemos al mismo tiempo a las agencias de gobierno, para que adopten medidas eficaces contra esta serie de muertes».
Según la ONG filipina pro-derechos humanos Defend Negros, que ha organizado la iniciativa #StoptheKillings, desde enero del 2017, en la isla se habrían registrado al menos 74 víctimas en el contexto de homicidios extrajudiciales. El prelado se dirige a los administradores y funcionarios públicos, para que tomen una posición al respecto y «se unan a nosotros en el grito de condena de estos homicidios sin sentido».
«Por favor, hablen», afirma Mons. Alminaza. «No hagan que su silencio se sume al creciente número de homicidios -agrega-. No dejes que tu silencio envalentone a los criminales». El prelado se dirige, por último, a la policía y al ejército, para que «actúen para promover la paz, evitando alimentar el clima de miedo. Mantengan la paz -concluye - ¡no generen más violencia! Actúen, como máximo, respetando la ley».
La frase se refiere a la ola de homicidios desatada en el contexto de la lucha contra la droga, lanzada por el presidente Rodrigo Duterte. Una guerra que ha terminado bajo la mira de las Naciones Unidas, que decidieron dar inicio a una investigación sobre el tema. Recientemente, las fuerzas del orden han encarnizado la represión, procediendo a realizar arrestos y acusaciones arbitrarias (deteniendo incluso a sacerdotes y religiosas) contra cualquiera que proteste.