(ACI Prensa / VATICAN NEWS) La Oficina de Prensa del Vaticano difundió el pasado jueves 7 de marzo el programa oficial del viaje del Papa Francisco a Bulgaria y Macedonia, que realiza del 5 al 7 de mayo.
Domingo 5 de mayo
El avión que traslado al Papa Francisco despegó del aeropuerto de Roma-Fiumicino a las 7:00 a.m. (hora de Roma) y aterrizó a las 10:00 a.m. (hora de Bulgaria) en el aeropuerto internacional de Sofía. Allí tuvo lugar un recibimiento oficial y después se reunió con el primer ministro de Bulgaria en la sala de gobierno del aeropuerto.
Luego el Santo Padre se trasladó al Palacio Presidencial para la ceremonia de bienvenida en una plaza adyacente y después realizó la visita de cortesía al presidente de Bulgaria, Rumen Radev.
En su reunión privada con el Presidente de la República de Bulgaria, el Papa le donó un pergamino elaborado por el Archivo Secreto Vaticano del nombramiento de Mons. Angelo Roncalli como Delegado Apostólico en el Reino de Bulgaria, de octubre de 1931.
Al terminar, el Papa tuvo un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en la Plaza Atanas Buroy. Allí pronunció su primer discurso.
«Me alegro de encontrarme en Bulgaria, lugar de encuentro entre muchas culturas y civilizaciones, puente entre Europa del Este y del Sur, puerta abierta hacia el cercano Oriente; una tierra en la que han arraigado antiguas raíces cristianas, que alimentan la vocación que favorece el encuentro en la región como también en la comunidad internacional«. Con estas palabras el Papa dio inicio a su primer discurso en tierra búlgara, de la que puso de manifiesto que en ella, «la diversidad, en el respeto de las específicas peculiaridades, es vista como una oportunidad, una riqueza, y no como un motivo de conflicto».
Tras saludar cordialmente a las Autoridades de la República – a quienes agradeció la invitación que le dirigieron para visitar su país – y a su Presidente, por las corteses palabras que le dirigió al recibirlo en esa histórica plaza que lleva el nombre del estadista Atanas Burov «que sufrió la dureza de un régimen que no podía aceptar la libertad de pensamiento», el Papa Francisco envió con deferencia su saludo a Su Santidad el Patriarca Neofit, a los Metropolitas, a los Obispos del Santo Sínodo y a todos los fieles de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, sin olvidar a los Obispos, a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas y a todos los miembros de la Iglesia Católica, a los que desea confirmar en la fe y animar en su cotidiano camino de vida y de testimonio cristiano.
Además, el Pontífice saludó cordialmente a los cristianos de otras Comunidades eclesiales, a los miembros de la Comunidad judía y a los fieles del islam reafirmando con ellos «la fuerte convicción de que las verdaderas enseñanzas de las religiones invitan a permanecer anclados en los valores de la paz; a sostener los valores del conocimiento recíproco», tal como se lee en el Documento sobre la fraternidad humana, firmado en Abu Dabi el pasado 4 de febrero.
El Santo Padre afirmó además que su visita pretende «unirse simbólicamente a la que realizó San Juan Pablo II en mayo de 2002» y dijo que se desarrolla en el grato recuerdo de la presencia en Sofía, por más de un decenio, del entonces Delegado Apostólico Monseñor Angelo Giuseppe Roncalli. De él Francisco recordó que siempre guardó en su corazón sentimientos de gratitud y de profunda estima por esta nación, hasta el punto de afirmar que, estuviese donde estuviese, su casa siempre habría estado abierta para ellos, sin necesidad de decir si se era católico u ortodoxo, sino sólo un hermano de Bulgaria (Cfr. Homilía, 25 diciembre 1934).
También destacó que «San Juan XXIII trabajó infatigablemente para promover la colaboración fraterna entre todos los cristianos, y gracias al Concilio Vaticano II, que él convocó y presidió en su primera fase, dio un gran impulso y fuerza al desarrollo de las relaciones ecuménicas».
Después el Pontífice fue a la Catedral Patriarcal de San Alejandro Nevsky para una oración privada ante el trono de los santos Cirilo y Metodio.
Al recordar la figura de los santos Cirilo y Metodio que evangelizaron los pueblos eslavos y fueron el origen del desarrollo de su lengua y cultura y, sobre todo, de abundantes y duraderos frutos de testimonio cristiano y de santidad, el Obispo de Roma afirmó que estos copatronos de Europa «son ejemplo para nosotros y permanecen, después de más de un milenio, inspiradores del diálogo fecundo, de la armonía, del encuentro fraterno entre las Iglesias, los Estados y los pueblos». De ahí que haya manifestado su deseo de que «su brillante ejemplo suscite también en nuestros días numerosos imitadores y haga surgir nuevos itinerarios de paz y de concordia».
Al mediodía el Papa dirigió el rezo del Regina Coeli en la Plaza de San Alejandro Nevsky.
La última actividad del día fue la Misa a las 4:45 p.m. que presidió el Santo Padre en la Plaza Príncipe Alejandro I.
Ante la caída de los nacimientos con el intenso flujo migratorio el Papa afirmó que esto ha supuesto «la despoblación y el abandono de tantos pueblos y ciudades», a lo que se suma que «Bulgaria debe hacer frente al fenómeno de aquellos que buscan entrar dentro de sus fronteras, para huir de la guerra y los conflictos o la miseria, e intentan alcanzar de cualquier forma las zonas más ricas del continente europeo, para encontrar nuevas oportunidades de existencia o simplemente un refugio seguro».
Ante esta situación, dirigiéndose al Presidente de la República el Pontífice aseveró que conoce el compromiso con el que, desde hace años, los gobernantes de este país se esfuerzan por crear las condiciones para que, sobre todo los jóvenes, no se vean obligados a emigrar. Por esta razón manifestó su deseo de animarlos a seguir en este sentido, a realizar todo el esfuerzo posible para promover unas condiciones favorables con vistas a que los jóvenes puedan invertir sus nuevas energías y programar su futuro personal y familiar, encontrando en su patria las condiciones que les permitan llevar una vida digna.
Y a quienes conocen el drama de la emigración, el Santo Padre les sugirió que, sigan su tradición, no cierren los ojos, ni el corazón, ni la mano a quien llama a su puerta. Sí, porque como les dijo, su país «se ha distinguido siempre como un puente entre el este y el oeste, capaz de favorecer el encuentro entre culturas, etnias, civilizaciones y religiones diferentes, que, desde hace siglos, han convivido aquí en paz».
Asimismo destacó que el desarrollo económico y civil de Bulgaria pasa necesariamente a través del reconocimiento y la valorización de esta específica característica suya. Y concluyó con el deseo de que Dios bendiga Bulgaria y la conserve pacífica y acogedora, y la haga próspera y feliz.
Lunes 6 de mayo
El Papa Francisco hará una visita privada a un campo de refugiados a las 8:30 a.m. y luego irá en avión a Ravosky a las 9:30 a.m. Allí celebrara la Misa con primeras comuniones en la iglesia del Sagrado Corazón de Rakovsky.
Posteriormente almorzará con los obispos de Bulgaria en el convento de las hermanas franciscanas y al finalizar tendrá un encuentro con la comunidad católica en la iglesia de San Miguel Arcángel de Rakovsky, y pronunciará un nuevo discurso.
A las 5:15 p.m. el Pontífice regresará en avión a Sofía para presidir una oración por la paz con representantes de diferentes religiones en la Plaza Nezavisimost de Sofía.
Martes 7 de mayo
Por la mañana será la ceremonia de despedida de Bulgaria y a las 8:20 a.m. (hora local) partirá el avión que llevará al Papa a Skopje, capital de Macedonia.
La llegada al aeropuerto internacional de Skopje está prevista a las 8:15 a.m. (hora de Macedonia) en donde se llevará a cabo el recibimiento oficial.
Después el Papa se trasladará al Palacio Presidencial para la ceremonia de bienvenida, la visita de cortesía al presidente Gjorge Ivanov y el encuentro con el primer ministro Zoran Zaev. Al finalizar, se llevará a cabo el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, ante los que promunciará su primer discurso en Macedonia en la Sala de los Mosaicos del Palacio Presidencial.
Luego el Pontífice visitará el memorial de la Madre Teresa de Calcuta donde habrá un encuentro con pobres y estarán presentes los líderes religiosos y dirigirá una oración. Posteriormente Francisco celebrará la Misa en la Plaza Macedonia.
Luego del almuerzo, el Santo Padre participará en un encuentro ecuménico e interreligioso con los jóvenes en el centro pastoral y después irá a la catedral para el encuentro con los sacerdotes, religiosos y sus familias. En ambos eventos el Papa pronunciará un discurso.
Por último, se llevará a cabo la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de Skopje, de donde partirá el Papa a las 6:30 p.m. y llegará al aeropuerto internacional de Roma-Ciampino a las 8:30 p.m