(LSN/InfoCatólica) «El sacerdote no es un hombre sagrado, tampoco el obispo (*). Creo que de la misma manera que lo hacen en las Iglesias orientales, los hombres casados pueden ser llamados. Cambiaría la sagrada concepción de lo que es un sacerdote», dijo el viernes el arzobispo a la emisora radio católica RCF.
El domingo 10 de marzo, en declaraciones aun programa de la emisión local de la cadena pública France 3, Mons. Wintzer negó que fuera el único obispo francés que sugiere tal cambio:
«No lo creo. Varios de mis hermanos obispos están pensando en esta realidad. Puede que solo sea yo quien haya hablado de ello, pero también creo que es posible expresar una opinión y someterla a reflexión, la de los fieles en particular. Es muy bueno que la gente pueda expresarse acerca de esto, junto con la reflexión de mis compañeros y también de otros teólogos, porque esta realidad ya ha existido en la Iglesia Católica. Todavía existe hoy en los católcios de rito oriental y no veo ninguna razón para no pensar en ello para nuestra Iglesia aquí en Europa».
Ante la pregunta «Usted adoptó esta posición en un momento en que los escándalos de abuso sexual y violación están en las noticias. ¿Qué podría cambiar el no celibato de los sacerdotes al respecto?», el arzobispo responde
«En mi opinión, una cierta percepción "sagrada" de lo que es el sacerdote. A veces hay una manera de ver a un sacerdote como un hombre que no es hombre, y con eso concuerda el celibato, como si la sexualidad no existiera, como si todo el ser humano no estuviera formado por la sexualidad. Es cierto que puedes ser célibe y vivir esa realidad, así como la falta que eso representa, sin ser empujado hacia acciones que son malas para otros o para ti mismo. Pero al mismo tiempo, tener sacerdotes casados también permitiría que las personas vieran a los sacerdotes como personas como todas los demás. Algunos serían célibes, pero esto también se aplica al resto de la sociedad, no solo los sacerdotes son célibes, otros estarían casados. Hoy, creo que una de las razones que explican los crímenes contra los niños o las mujeres proviene de esta concepción sacral o sagrada del sacerdote: el fin de la ley del celibato para todos también será una manera de regresar a la humanidad común.
El periodista le recordó que «el Papa Francisco declaró a finales de enero que el celibato no podía convertirse en algo opcional».
Mons. Wintzer respondió:
«Es correcto. Cuando nos comprometemos es para toda nuestra vida. (...) Esto es cierto en mi propio caso. Aquellos que me capacitaron me ayudaron a discernir y reflexionar sobre mis libertades y sobre el compromiso que hice (...) hace 32 años: no deseo volver sobre eso. Por otro lado, es antes de elegir, antes de ser ordenados cuando tenemos que elegir, adoptar una posición: ¿queremos casarnos, queremos mantenernos célibes?»
Este lunes Mons. Wintzer aclaró que solo estaba hablando de la ordenación de hombres casados, no de que los sacerdotes ya ordenados se puedan casar.
Al ser preguntado si la Iglesia está lista para este cambio, respondió::
«Está lista, pero creo que será a la fuerza. Los cambios reales pueden ser deseados a través de la reflexión, a través de la libertad, pero la realidad impone el cambio a la fuerza. Lo que fuerza las cosas hoy es el pequeño número de sacerdotes. No puedo resignarme a la idea de que muchos católicos están hoy privados de la Eucaristía. También están los escándalos relacionados con el abuso de poder, y con lo sagrado, la imagen falsamente sagrada de lo que son los sacerdotes».
El papa Francisco, contrario al fin del celibato
A lo largo de todo su pontificado, el papa Franciso se ha manifestado tanto en contra de la abolición del celibato para los sacerdotes católicos de rito latino, como contra la idea de que dicho cambio sea la solución para la falta de vocaciones al sacerdocio:
Papa Francisco: «El celibato opcional no es la solución» a la falta de vocaciones sacerdotales
La última ocasión en que se refirio a la cuestión fue en la rueda de prensa que concedió en el avión que le llevaba de vuelta a Roma tras la JMJ en Panamá. Ante la pregunta «¿es posible pensar que en la Iglesia Católica, siguiendo el rito oriental, usted permitirá a hombres casados ser sacerdotes?» respondió:
En el rito latino, me viene a la mente una frase de San Pablo VI “Prefiero dar la vida antes de cambiar la ley del celibato”. En este momento esto me ha venido a la mente y quiero decirlo porque es una frase valiente y lo dijo en una época más difícil que esta. En el 68, 70.
Personalmente, pienso que el celibato es un don para la iglesia.
Segundo, yo no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional. No. Solamente, quedaría alguna posibilidad en los puestos lejanísimos, pienso las islas del Pacífico, pero algo es pensar cuando hay necesidad pastoral, ahí el pastor debe pensar en los fieles.
Hay un libro del padre Lobinger. Él es interesante, esto es una cosa en discusión entre teólogos, no es una decisión mía. Mi decisión es el celibato. El celibato opcional antes del diaconado, no. Cuestión mía, personal. Yo no lo haré. Esto queda claro. Soy cerrado, quizás. No me siento para ponerme frente a Dios con esta decisión.
(*) Esto enseña el Catecismo acerca del sacramento del orden
1538 La integración en uno de estos cuerpos de la Iglesia se hacía por un rito llamado ordinatio, acto religioso y litúrgico que era una consagración, una bendición o un sacramento. Hoy la palabra ordinatio está reservada al acto sacramental que incorpora al orden de los obispos, de los presbíteros y de los diáconos y que va más allá de una simple elección, designación, delegación o institución por la comunidad, pues confiere un don del Espíritu Santo que permite ejercer un "poder sagrado" (sacra potestas) (cf LG 10) que sólo puede venir de Cristo, a través de su Iglesia. La ordenación también es llamada consecratio porque es un "poner aparte" y un "investir" por Cristo mismo para su Iglesia. La" imposición de manos" del obispo, con la oración consecratoria, constituye el signo visible de esta consagración.
Y:
1551 Este sacerdocio es ministerial. "Esta Función [...], que el Señor confió a los pastores de su pueblo, es un verdadero servicio" (LG 24). Está enteramente referido a Cristo y a los hombres. Depende totalmente de Cristo y de su sacerdocio único, y fue instituido en favor de los hombres y de la comunidad de la Iglesia. El sacramento del Orden comunica "un poder sagrado", que no es otro que el de Cristo. El ejercicio de esta autoridad debe, por tanto, medirse según el modelo de Cristo, que por amor se hizo el último y el servidor de todos (cf. Mc 10,43-45; 1 P 5,3). "El Señor dijo claramente que la atención prestada a su rebaño era prueba de amor a Él" (San Juan Crisóstomo, De sacerdotio 2,4; cf. Jn 21,15-17).
Y ver también la encíclica Mediator Dei de Pío XII:
«Es al mismo Cristo Jesús, Sacerdote, a cuya sagrada persona representa el ministro. Este, ciertamente, gracias a la consagración sacerdotal recibida se asimila al Sumo Sacerdote y goza de la facultad de actuar por el poder de Cristo mismo (a quien representa) » (Pío XII, enc. Mediator Dei)