(Vatican News/InfoCatólica ) El 28 de febrero, el Cardenal Parolin pronunció una conferencia en el aula magna de la Pontificia Universidad Gregoriana, para abrir los trabajos del Congreso internacional sobre «Los acuerdos de la Santa Sede con los Estados (siglos XIX-XXI). Modelos y mutaciones: del Estado confesional a la libertad religiosa».
Y al referirse al Acuerdo con China destacó que «se trata de un caso sui generis, porque ha sido realizado entre dos partes que aún no tienen reconocimiento recíproco».Y añadió que «ahora es importante implementar el Acuerdo provisorio sobre los nombramientos de los Obispos en China, y comenzar a hacerlo funcionar en la práctica».
«Al final», dijo el purpurado «lo hemos logrado y esperamos que realmente pueda dar frutos para el bien de la Iglesia y del país».
Acuerdos para la libertad religiosa y el bien común
El Secretario de Estado vaticano recordó a los participantes en este Congreso, que se clausura este 1° de marzo en la Escuela Francesa de Roma, que en estos acuerdos bilaterales, la Iglesia católica «no pide al Estado que actúe como Defensor fidei, sino que sea capaz de cumplir su misión», protegiendo la libertad religiosa de los creyentes de todas las confesiones y permitiendo que la Iglesia misma «contribuya eficazmente al desarrollo espiritual y material del país y que fortalezca la paz», tal como lo pide la Constitución conciliar Gaudium et spes.
Los concordatos en los países de minoría católica
Al recordar los recientes acuerdos con los países en los que los católicos son minoría, desde el de Túnez (de 1964), pasando por el de Marruecos (de 1983), o el de Israel (de 1993), hasta el último con la Autoridad Palestina (del año 2015), el cardenal Parolin subrayó que también en el pasado la Santa Sede ha intentado estipular acuerdos con Estados «no cristianos». Y en el caso de los acuerdos con Estados occidentales que se proclamaban católicos, siempre se ha buscado «asegurar la independencia de la Iglesia contra los intentos de los Estados de interferir en sus asuntos internos y en el nombramiento de los Obispos».
Ningún acuerdo escrito con los países anglosajones
Un capítulo aparte es el de las relaciones de la Santa Sede con los Estados con los que no tiene ningún acuerdo o concordato, como muchos países «de tradición ortodoxa» y, sobre todo, los países anglosajones, Gran Bretaña y Estados Unidos, o de cultura anglófona, debido a dificultades de carácter cultural.
En ese caso, los asuntos más delicados se confían al principio del respeto de la palabra dada y al gentelmen agreement, el acuerdo de caballeros e informal entre las partes. El cardenal citó el caso de Vietnam, con el que aún hoy «el acuerdo para los nombramientos de los Obispos es sólo oral». De ahí que Vatican News le haya preguntado si realmente son necesarios estos acuerdos con los Estados.
La respuesta del purpurado fue que son muchos los Estados con los que la Iglesia no ha llegado a un acuerdo y vive y actúa también en ellos. Pero son instrumentos útiles, muy, muy útiles para asegurar – fundamentalmente ese es su propósito – la libertad de la Iglesia en el marco más general, hoy, de la libertad religiosa, que es un derecho fundamental de la persona y de las comunidades, y para regular los ámbitos de colaboración común entre la Iglesia y el Estado, a fin de evitar conflictos. Y añadió que evidentemente, han demostrado hasta ahora, su utilidad y sin duda seguirán haciéndolo. Por esta razón, la Santa Sede se compromete continuamente a estipular acuerdos con los Estados que hasta ahora no lo han hecho uso de este instrumento.