(VATICAN NEWS) Según el informe sobre la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), publicado el 22 de febrero en Juba por el Gobierno del Sudán del Sur en colaboración con la FAO, UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), cerca de 7 millones de sudaneses podrían enfrentarse a una grave crisis de inseguridad alimentaria en los próximos meses, por lo que piden que se facilite el acceso a la ayuda humanitaria.
Alarmante situación de pobreza y hambre
Los datos muestran que el número de personas que padecen las consecuencias de esta alarmante situación ya ha aumentado un 13% desde enero del año pasado. Y todo ello fruto de los efectos combinados del conflicto, la producción insuficiente de comida y el desplazamiento de grandes poblaciones.
Asimismo, la guerra sigue socavando las tierras, empobreciendo al ganado y limitando el acceso de la población a fuentes alternativas de comestibles.
Los pobres son los más perjudicados
Los largos períodos de sequía, inundaciones, enfermedades de las cosechas e infestaciones parasitarias han afectado gravemente a la producción agrícola, que depende en gran medida de las precipitaciones. Los pobres, como siempre, son los más vulnerables ante los altos precios de las materias primas y la limitada disponibilidad de alimentos en los mercados.
Por ello, se necesitan de manera urgente más fondos para incrementar la asistencia humanitaria a fin de salvar vidas y proteger los medios de subsistencia. Si es que los datos reflejados en el informe no podían ser más gráficos: con el nivel actual de asistencia, unas 50.000 personas se verán obligadas a sobrevivir bajo una situación catastrófica (extrema inseguridad alimentaria) entre los meses de mayo y julio. De no aplicarse rápidamente un protocolo de ayuda, este número podría ascender a 260.000; llegando a afectar de manera directa e indirecta a unos 7 millones de sudaneses en toda la región.
Conflicto por el petróleo aumenta la crisis alimentaria
Otra de las cuestiones que constata el documento es el problema de la apropiación indebida de recursos naturales, especialmente del petróleo.
«Los largos períodos de sequía, inundaciones, enfermedades de las cosechas e infestaciones parasitarias han afectado gravemente a la producción agrícola, que depende en gran medida de las precipitaciones. Los pobres, como siempre, son los más vulnerables ante los altos precios de las materias primas y la limitada disponibilidad de alimentos en los mercados».
En este contexto, las zonas productoras del país están cada vez más militarizadas por las fuerzas del Gobierno que han ampliado su participación en el sector petrolero. De igual modo, el documento hace hincapié en que tanto los ingresos procedentes del crudo como el de otros recursos naturales y la tala ilegal de árboles, se han usado para financiar la guerra en la nación africana.
Mujeres y niños sufren desnutrición
Por su parte, los organismos internacionales subrayan que actualmente los más necesitados de atención son las mujeres y los niños desnutridos ya que los niveles de depauperación siguen siendo críticos en muchas zonas, con unos 860.000 niños y niñas menores de cinco años con problemas alimentarios.
El panorama no parece mejorar: pese al acuerdo de paz firmado en octubre, continúa la violencia en este país africano. También persiste la apropiación indebida de los recursos de la Madre Tierra, en particular la del «oro negro». Es evidente que el pueblo no tendrá herramientas para hacer frente a la futura hambruna, si no llegan a tiempo las esperadas provisiones.