(ECCLESIA Digital) Más de 2.500 niños provenientes de 30 países, entre ellos 38 no acompañados, viven actualmente en 3 campamentos de desplazados internos en el nordeste de Siria, según informa Save the Children, la organización sin ánimo de lucro que lucha desde hace 100 años por la protección de la infancia, y que en esta ocasión lanza un llamamiento a la comunidad internacional «para que adopte las medidas necesarias que garanticen la seguridad de todos los menores».
Niños huyendo de la violencia
Asimismo, los pequeños que pertenecen a familias con conexiones reales o presuntas con el ISIS, están separados del resto de la población del campamento, con el riesgo de que se les niegue el acceso a la ayuda y los servicios esenciales. La mayoría de ellos vive con sus propios padres, mientras que los niños no acompañados son cuidados temporalmente por otros adultos de referencia.
Por el momento, Save the Children trabaja en 3 campamentos para proporcionar apoyo esencial a la población desplazada, pero afirma que es urgente proporcionar a estos menores «servicios específicos en las áreas de protección, salud y nutrición para que puedan superar sus experiencias traumáticas».
La realidad es aún más cruda y por ello la organización denuncia que lamentablemente «esto no es posible debido a la precaria seguridad en el noreste de Siria».
Garantizar la seguridad en las zonas de conflicto
Al igual que los otros millones de niños y niñas sirios, estos niños extranjeros también han experimentado la violencia del conflicto, los bombardeos y las graves privaciones. Por ello, necesitan apoyo específico para superar esas experiencias y volver a la normalidad, junto con sus familias. «La comunidad internacional debe actuar ahora antes de que sea demasiado tarde», explica la ONG a través de un comunicado oficial.
Es probable que la ofensiva militar en curso en las últimas zonas controladas por el grupo terrorista provoque nuevos desplazamientos en las próximas semanas. En este contexto, la entidad sin ánimo de lucro pide a los países de origen que actúen rápidamente a fin de garantizar la seguridad de sus conciudadanos involucrados en las zonas de crisis.
Panorama desolador: guerra y muerte
Desde el mes de enero, 560 familias extranjeras, con más de 1.100 niños, han llegado a los campamentos de refugiados tras escapar de las tensiones en curso en Hajin y Baghouz, y se han unido a otros miles de menores que viven en los campamentos desde 2017 como resultado de los ataques de Raqqa.
El panorama es absolutamente desolador: al menos 50 niños sirios, iraquíes y de otros países han perdido la vida en un intento de escapar de la guerra o de llegar a los campamentos de desplazados.
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