(Ecclesia Digital) La «Sand Nativity» donada al Papa Francisco por la alcaldía de Jesolo y por el Patriarcado de Venecia fue demolida en pocos minutos por un excavador.
«La arena, material pobre, llama a la sencillez, la pequeñez y la fragilidad» había dicho el Papa Francisco a los donadores del pesebre original de arena, que se pudo admirar en esta fiesta de Navidad en la Plaza de San Pedro.
Y la frágil escultura de arena se convirtió en pocos minutos y con dos cubetazos que hizo el excavador, recogiendo toda la arena, en un túmulo de arena, que ya está de regreso en Jesolo, donde para el periodo de Adviento del 2019, se utilizará para esculpir una nueva Sand Nativity.
Antes que el excavador iniciara su trabajo, Vatican News recoge el testimonio de Massimo Ambrosin, responsabile del proyecto, «Sand Nativity 2018» en la Plaza de San Pedro, y dijo que es el momento más doloroso, que se verifica cada vez que se hace una escultura de arena, que nace y muere. Este es el momento de la destrucción, dijo, y es feo decirlo, hace parte del ciclo de la vida de la escultura de arena. Esta maravillosa escultura se convirtió en un túmulo de arena. Pero la arena dijo, volverá a nacer porque la volveremos a utilizar para hacer otra escultura.
Un recuerdo en nuestras memorias
Los escultores del equipo «Sultans of sand», bajo la guía del italo-americano Richard Varano, llevarán sus pesebres incluso fuera de Italia, para promover la playa de Jesolo, pero la “Sand Nativity di San Pietro”, asegura Ambrosin, permanecerá como un único proyecto irrepetible, permanecerá en nuestra memoria y en las imágenes que recogimos. El organizador dijo que fue visitada por más de un millón de personas, pero sobre todo se convirtió en un evento mediático.