(ABC) En su tradicional mensaje de Navidad pronunciado desde la basílica de San Pedro el 25 de diciembre, el Papa Francisco deseó que Venezuela pueda encontrar la «concordia» y que llegue la «reconciliación» a Nicaragua. «Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población», declaró.
A continuación, el Pontífice rogó para que «delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país».
A raíz de su mensaje —en el que también mencionó a países como Yemen, Siria, el continente africano y Ucrania en su recorrido por los conflictos en el mundo— veinte expresidentes latinoamericanos se han dirigido por escrito al Pontífice para llamarle la atención sobre lo equivocado que resulta en esta hora hacer llamamientos a la concordia en países como Venezuela y Nicaragua. Una misiva a la que ha tenido acceso ABC en exclusiva, encabezada por el premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, e impulsada por Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), en la que se recuerda que los venezolanos son hoy «víctimas de la opresión de una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal. Y, además, como consecuencia de sus políticas públicas deliberadas y una palmaria corrupción que escandaliza mundialmente, somete a éstos a condiciones de hambruna generalizada y falta de medicinas».
Lea a continuación la carta completa:
«Los que suscribimos, como ex Jefes de Estado y de Gobierno hemos sido firmantes de las declaraciones sobre Venezuela y Nicaragua emanadas de Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), y como tales nos dirigimos a Usted con motivo de su reciente mensaje de Navidad, en el que llama «a la concordia» a los pueblos de ambas naciones.
Como se lo expresáramos a Su Santidad en anterior misiva, sabemos de su preocupación por el sufrimiento que hoy padecen, sin distingos, todos los venezolanos y ahora los nicaragüenses. Los primeros son víctimas de la opresión por una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal y, además, como consecuencia de sus políticas públicas deliberadas y una palmaria corrupción que escandaliza mundialmente, somete a éstos a condiciones de hambruna generalizada y falta de medicinas. Los segundos, a mediados año, fueron víctimas de una ola de represión que deja como saldo casi 300 muertos y unos 2.500 heridos.
De modo que, nos preocupa el llamado de Su Santidad a la concordia, ya que, en el contexto actual puede entenderse ello como un pedido a los pueblos que son víctimas para que se acuerden con sus victimarios; en lo particular, en el caso venezolano, con el gobierno que ha causado 3.000.000 de refugiados, en una diáspora que proyecta la ONU, para 2019, a 5,4 millones de personas.
La expresión de Su Santidad, que la sabemos dicha de buena fe y guiada por su espíritu de pastor, está siendo interpretada de un modo muy negativo por las mayorías de Venezuela y Nicaragua. Sobre todo, por cuanto no existe, actualmente, en dichos países, un diferendo político que reclame de entendimiento, tolerancia, entre fuerzas encontradas con narrativas distintas, dentro de una democracia normal o deficiente que hoy lamentablemente no existe en estos. Sus poblaciones enteras son sometidas al sufrimiento por sus gobiernos, bajo regímenes que sirven a la mentira, y los líderes sociales y políticos, los conductores de opinión y prensa, sufren cárcel, persecuciones y también la muerte, como le consta a los organismos americanos y europeos de derechos humanos.
Su Santidad:
La Encíclica Ad Petri Cathedram reza que el llamado a la concordia ha de hacerse, fundamentalmente, ̏a los que gobiernan las naciones˝. ̏Los que oprimen a otros y los despojan de su debida libertad no pueden ciertamente contribuir a esta unidad˝ de las inteligencias, de los espíritus, de las acciones, como lo recuerda su predecesor, San Juan XXIII, y que todos anhelamos reconquisten los queridos pueblos de Venezuela y de Nicaragua a partir de la verdad y de la justicia, para que gocen de una justa paz.
Deseamos a Su Santidad esté pasando una feliz Pascua de Navidad. Quedamos a la espera de encontrarle en una circunstancia propicia.
Cordialmente,
Oscar Arias, Costa Rica
Nicolás Ardito Barletta, Panamá
Enrique Bolaños, Nicaragua
Alfredo Cristiani, El Salvador
Felipe Calderón, México
Rafael Ángel Calderón, Costa Rica
Laura Chinchilla, Costa Rica
Fernando De la Rúa, Argentina
Vicente Fox, México
Eduardo Frei, Chile
César Gaviria T., Colombia
Osvaldo Hurtado, Ecuador
Luis Alberto Lacalle, Uruguay
Jamil Mahuad, Ecuador
Mireya Moscoso, Panamá
Andrés Pastrana A., Colombia
Jorge Tuto Quiroga, Bolivia
Miguel Ángel Rodríguez, Costa Rica
Álvaro Uribe V., Colombia
Juan Carlos Wasmosy, Paraguay»