(LifeSiteNews) El sábado 8 de diciembre asistió a la Marcha por la Vida de los Países Bajos, que tuvo una gran participación de partidarios comprometidos pro-vida, un puñado de partidarios pro-aborto asistieron sin haber sido invitados a participar.
Iniciado por el grupo pro-vida Cry for Life en 1985, la marcha holandesa protesta por la legalización del aborto en 1980 y busca «crear conciencia sobre el valor de cada vida humana y orar a Dios por un cambio de corazón de aquellos que son silenciosos o apoyan el aborto», según el grupo europeo pro-vida One of Us.
Este año, el evento tuvo lugar en el campo Malieveld de La Haya, un lugar popular para una amplia gama de eventos y demostraciones. La marcha del año pasado atrajo a 14,000 personas, y el medio de noticias holandés Staphorst.Nieuws informa que este año asistieron más de 10,000 asistentes.
El evento contó con una variedad de oradores, así como oración, música y canto. Cientos de participantes civiles y entusiastas se pueden ver en varias fotos del evento:
Cuando el líder de Cry for Life, Kees van Helden, estaba abriendo el evento, seis mujeres subieron al escenario, algunas de las cuales usaban máscaras. Intentaron sabotear el evento con cantos y carteles que decían «Baas in eigen buik», lo que se traduce aproximadamente en «dueñas de nuestra propia barriga». Fueron retiradas rápidamente del escenario, pero continuaron gritando mientras se alejaban.
Al menos algunos de los manifestantes pertenecían al grupo «feminista» de la zona Kattenkwaad, y también se encontró el eslogan en una columna de la iglesia a lo largo de la ruta de la marcha. Hasta el momento se han realizado dos arrestos.
Kattenkwaad afirma que lucha contra el «comportamiento discriminatorio u opresivo y considera que revelar y rechazar la desigualdad social es el primer paso necesario para lograr el cambio». El grupo se atribuyó la interrupción de la marcha en su sitio web, y agregó que los manifestantes arrestados han sido liberados, declarando que «no se debe permitir que crezca la intolerancia a la libertad individual de elección».
Uno de los mensajes que Kattenkwaad no quería «permitir que se difundiera» fue un discurso de Joanne, una mujer que compartió su experiencia con el aborto.
«No se me permitió escuchar el latido del corazón», recordó. «Aunque pedí una foto, nunca la recibí, [...] tuve una conversación con el abortista donde le indiqué que realmente no quería abortar. No se hizo nada con esto».
«Durante la espera, pensé varias veces: me voy», continuó. «Pero la presión de la oscuridad me mantuvo en esa cama».
Finalmente, Joanne dice que ella y su novio (ahora esposo) Gert encontraron la paz a través de la fe en Jesucristo.
«Con Dios, podría venir con mi intenso dolor, arrepentimiento y tristeza. Con Dios, encontré consuelo, perdón y sanación», explicó. «Esto nos dio una paz y una confianza profundas y sin precedentes para el futuro».
