(ACI) La persecución a los cristianos en Pakistán ha alcanzado resonancia mundial debido al caso de Asia Bibi, la mujer cristiana acusada falsamente de blasfemar contra el islam, cuya condena a muerte decretada en 2010 fue anulada por la Corte Suprema el pasado 31 de octubre.
Sin embargo, aunque este caso ha sido el más mediático, existen otros muchos que ilustran cómo la discriminación y persecución contra los cristianos está generalizada en esta república islámica.
Así lo ha puesto de relieve la abogada cristiana pakistaní Tabassum Yousaf, que ha contado su experiencia este 22 de noviembre durante la presentación en Roma del Informe de Libertad Religiosa 2018 de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
Yousaf explicó que busca luchar contra la indiferencia que parece existir en Occidente hacia la persecución contra los cristianos, una situación que causa muertes, desplazamientos y esclavitud.
La abogada señaló que su presencia en Roma es «ocasión para hablar de aquellos cuyas palabras, dolor y sufrimiento no hubieran salido, de otro modo, de los lugares en los que sufren violencia, como las casas, terrenos públicos, escuelas e incluso mezquitas, lugares esos donde se llevan a las niñas cristianas pakistaníes, donde las secuestran y las someten a violencia sexual y a conversiones forzadas al islam».
En su intervención, dijo que la privación del derecho a la educación de los niños cristianos es el origen de todas las demás discriminaciones que sufre la comunidad cristiana en Pakistán porque los menores «desconocen sus derechos y deberes».
«Incluso ahora, que existe la educación gratuita en las escuelas del gobierno, las condiciones son lamentables para los estudiantes cristianos y para los profesores cristiano». Explicó, por ejemplo, que «no está permitido que los cristianos beban de las mismas fuentes o empleen los mismos servicios que sus compañeros musulmanes».
Si incumplen esta norma, los musulmanes acusarían al cristiano de haber hecho impura esa fuente o ese baño.
«En las escuelas y, en general, en la sociedad, los cristianos están considerados ̏choora˝, es decir, intocables, y ̏bhanghi˝, que significa impuro. Nos llaman ̏Eisai˝, que significa seguidores de Jesús, como sinónimo de ̏intocable e impuro˝».
Según la Constitución de Pakistán, «las posiciones más altas del Estado y del Gobierno, como el presidente, el primer ministro o la jefatura del Ejército, no pueden estar ocupadas por ciudadanos no musulmanes».
Asimismo, narró algunos casos concretos de ataques contra cristianos, como el de una joven de 18 años arrojada al vacío desde un segundo piso por negarse a convertirse al islam y casarse con un joven musulmán.
Su respuesta, «soy católica y jamás me convertiré al islam», desató la ira del musulmán que la agredió de forma brutal.
La abogada cristiana también contó el caso de un joven de 23 años, estudiante de ingeniería, atacado por tres musulmanes sólo por ser cristiano. Después de golpearle, asaltaron su casa y agredieron a su madre y a su hermana pequeña. Como consecuencia de los golpes perdió un ojo.
También narró casos de conversiones forzosas de familias cristianas enteras, debido a la deuda contraída por alguno de sus miembros con prestamistas musulmanes.
También expuso casos en los que esos hombres de negocios musulmanes secuestran a los hijos de las familias que no pueden pagar sus deudas y los someten a un régimen de esclavitud.
Son frecuentes, además, los casos de adolescentes cristianas secuestradas y violadas por hombres musulmanes. Cuando los padres han ido a denunciar el caso, se han encontrado con que los culpables son hijos de funcionarios o tienen contactos políticos por lo que quedan libres sin cargos.
Una ley contra las minorías religiosas
En el Informe de Libertad Religiosa 2018 de Ayuda a la Iglesia Necesitada se señala que Pakistán es uno de los países donde más se persigue a los cristianos.
De los 192 millones de habitantes de Pakistán, el 96,3% profesa el islam y el 2% el cristianismo. También hay un 1,3% de hindúes.
En el informe se señala que, aunque «la Constitución de 1973 establece en su preámbulo y en los artículos 20, 21 y 22 que todos los ciudadanos gozan de la libertad de practicar y profesar libremente la religión que deseen», por el momento «el derecho a la libertad religiosa está considerablemente limitado por las estructuras constitucionales, jurídicas y políticas de Pakistán, que no consideran a los pertenecientes a las minorías religiosas como ciudadanos iguales a los musulmanes».
El principal obstáculo para la libertad religiosa en el país es la llamada ley de blasfemia, introducida en 1986 en el código penal. Según esta, «profanar el Corán e insultar al profeta Mahoma son delitos perseguibles y castigados con la cadena perpetua y con la pena de muerte».
«En la vida cotidiana, esta ley se emplea con frecuencia como instrumento para perseguir a las minorías religiosas. En los últimos años, varios intentos de reformar o definir los límites de la norma no han conseguido cambiar de modo eficaz la espada de Damocles que se cierne sobre los ciudadanos pakistaníes de minorías religiosas», afirma el informe.