(Vatican News) Concluida la 106 Asamblea Plenaria del Episcopado Mexicano, que vio la elección de su nuevo Presidente para el próximo trienio, Monseñor Rogelio Cabrera, Arzobispo de Monterrey, los obispos emitieron un Mensaje dirigido al Pueblo de Dios.
En el mismo, los prelados abordaron los puntos principales y salientes que preocupan y ocupan a la Iglesia y a sus fieles en este trienio. Entre los temas abordados, uno primordial y que marca la línea de la Iglesia católica es aquel relacionado con la defensa de la vida: «la vida es el tesoro más importante que la Iglesia católica tendrá que custodiar –dijo el Presidente de la CEM en declaraciones a Vatican News– . «La vida que comienza en el vientre materno y que termina cuando Dios decide, a cualquier edad».
Con conocimiento de que algunos parlamentarios del presidente electo de México Andrés Manuel López Obrador, presentaron propuestas para legalizar el aborto en el país, pedimos una profundización sobre este argumento al Presidente de la CEM, quien tras afirmar lo expuesto, subrayó la virtud principal de la prudencia necesaria y debida para el legislador, que «tiene que ligar las consecuencias de una decisión». «Si queremos un pueblo pacificado, un pueblo en concordia, lo primero es respetar la vida en todos los momentos de la existencia humana».
«He dicho que una decisión tan importante, que no es meramente política sino que tiene rasgos de moralidad y de ética, es necesario que se platique con el pueblo. Los legisladores no pueden encerrarse en su centro de decisiones y desde ahí decidir lo que toca a la vida de la comunidad. Que salgan a escuchar a la comunidad, son representantes del pueblo, cada distrito de nuestro país les ha dado voto para hacerlos presentes, no pueden decidir una situación tan delicada como esta: ni una persona, ni un partido, ni un congreso pueden de modo acelerado tomar decisión tan delicada para nuestro pueblo».
Usted afirmó la necesidad de una conversión, de cambiar la conducta para que México camine mejor «porque los problemas de violencia que tiene el país son de moralidad» y habló del papel de la Iglesia en esto..
Efectivamente, la ética y la moral deben estar en la base de toda gobernanza y de todo gobierno, tienen que ser un patrimonio del pueblo y de la ciudadanía. La Iglesia católica se sabe comprometida con el Evangelio y con su misión de ayudar al pueblo, de caminar juntos hacia el cumplimiento de los mandamientos de la ley de Dios. Los obispos, los sacerdotes y el pueblo debemos volver a la buena conducta, porque hoy México está actuando en contra de la ley de Dios. Hay robos, hay mentiras, hay asesinatos, todo aquello que Dios no quiere para su pueblo ni quiere para cada persona. Hoy decíamos en la Eucarística, recordando las palabras del Apóstol san Juan, que el mandamiento consiste en amar, y amar es cumplir los mandamientos de la ley de Dios. Creo que la Iglesia católica tiene que acelerar sus procesos de formación, para que juntos vivamos la conversión hacia Dios de todo el pueblo de México.
En relación a los migrantes, si bien hay mucha solidaridad - México se caracteriza por ser un pueblo solidario - , también vemos en mensajes y comentarios que hay una parte de la sociedad que manifiesta su pesar por las caravanas que están llegando a México. Usted, que ahora está a la cabeza de la Conferencia Episcopal, ¿qué mensaje puede dar al pueblo de Dios en relación a los hermanos centroamericanos qué están llegando, pasando, buscando un futuro mejor?
Primero, los migrantes son para nosotros una tarea primordial. Tenemos que ayudar al pueblo a mirar con ojos de benevolencia a todos los que transitan por nuestro territorio. Que no haya xenofobia, que no haya desprecio del migrante, porque desgraciadamente aunque muchos manifiestan su cariño su respeto y su apoyo a los migrantes, hay una minoría que se manifiesta contraria a ellos. Yo espero que este pueblo de México siga siendo un pueblo que da la mano a todo el migrante, porque México es también un pueblo migrante: una gran parte de nuestra población ha tenido que migrar a los Estados Unidos. Como pueblo de Israel tenemos que recordar esa realidad: «mi padre fue un arameo errante». Siempre tenemos que tener esta verdad ante nuestros ojos. Nadie puede negarle a otro el derecho de trasladarse buscando condiciones de vida mejores, cuando él mismo lo ha hecho. Todos nosotros somos migrantes y por eso debemos también mirar con buenos ojos y apoyar a quien ahora lo necesita.
Respecto al plan de seguridad propuesto por AMLO, usted puntualizó el tema del problema carcelario: esta cuestión está muy en el corazón de los obispos...
Sí. Ustedes saben que la crisis más fuerte de seguridad está en las cárceles de México. Un servidor, Arzobispo de Monterrey, hemos vivido cosas trágicas en las cárceles de nuestro Estado. Precisamente cuando vino el Papa a visitarnos a México en el año 2016, en la víspera de su llegada ocurrió un incendio y murieron muchos reclusos a causa de ello. Se requiere poner orden en las cárceles, se requiere que haya un proyecto verdaderamente de reinserción social. La Iglesia católica está trabajando en estos términos, pero todos estamos rebasados, el gobierno está rebasado por la situación y también nuestra pastoral. Nosotros seguimos siempre cercanos a los hermanos que están recluidos, pero es necesario y será, a lo mejor, el fruto último de los que se pueden alcanzar de toda esta reforma legislativa.
¿Cómo ha recibido este nuevo encargo, con qué espíritu?
Primero lo he recibido con la alegría de compartir una tarea en favor de mis hermanos obispos. Con preocupación porque son tiempos difíciles, muy difíciles para un país y también difíciles para nuestra Iglesia católica. Pero creo que tengo que hacer mías las invitaciones del Papa Francisco: «sin miedo, sin asco y sin demora». Esto también nos alienta porque estamos muy bien acompañados por el Papa Francisco.