(Ucanews) Human Rights Watch ha afirmado que los monjes y las monjas tibetanas están siendo obligados a actuar como propagandistas para el gobierno chino y el Partido Comunista.
Como parte de la Sinicización de la religión, el gobierno obliga a los monásticos seleccionados en la Región Autónoma del Tíbet (TAR) a realizar una capacitación política diseñada para crear un nuevo cuerpo de maestros budistas competentes en la ideología estatal, informó el regulador en su sitio web .
Bajo la política de «Cuatro Estándares» introducida en el TAR en 2018, los monjes deben demostrar «confiabilidad política, integridad moral capaz de impresionar al público y disposición para desempeñar un papel activo en momentos críticos». La implicación es que deben acordar detener cualquier intento de protestar contra la política estatal.
«Las autoridades chinas siempre han impuesto fuertes restricciones a la libertad religiosa, especialmente en las regiones tibetanas y otras minorías», dijo Sophie Richardson, directora de China en Human Rights Watch. «Obligar a los monjes tibetanos a ser propagandistas del Partido Comunista lleva la intrusión gubernamental en la religión a niveles abominables».
Un grupo selecto de monjes y monjas tibetanas asistió a una sesión de capacitación de tres días, del 31 de mayo al 2 de junio, «para fortalecer sus creencias políticas», dijeron los medios estatales, y para prepararlos para llevar a cabo la campaña en sus propios monasterios y comunidades.
El Partido Comunista ha pasado años tratando de «corregir» el pensamiento de los monjes y monjas tibetanos, utilizando a miembros del partido y funcionarios para llevar a cabo la reeducación política. En mayo de 1996, el partido envió equipos de trabajo a cada monasterio en el TAR, generalmente durante tres meses a la vez, para llevar a cabo repetidas rondas de «educación patriótica».
Estas sesiones de entrenamiento, que continuaron durante 15 años, requirieron que todos los monjes y monjas denuncien al líder tibetano exiliado, el Dalai Lama , bajo pena de expulsión de sus comunidades religiosas.
La actual estrategia de propaganda del gobierno chino es parte de la política de Sinicización a nivel nacional aprobada durante el primer mandato del Presidente Xi Jinping.
La política permite a las autoridades reformar el contenido de la doctrina religiosa basándose en la compatibilidad con los valores fundamentales socialistas.